jueves, 22 de enero de 2015

Comentarios de cine: Drácula, la leyenda jamás contada de Gary Shore

Entre libro y libro, como forma particular de despejar mi mente, suelo ver en casa películas con relativa frecuencia. Películas ligeras, de acción, pensadas para entretener y, como mucho, suscitar alguna curiosidad posterior. Consciente de qué quería ver, aposté por Drácula: La leyenda jamás contada.

Pero hay que ver cómo han destrozado los responsables de esta cinta una historia que podría haber dado mucho de sí en manos menos torpes, pues una versión cinematográfica peor que ésta es difícilmente realizable. Por eso me pregunto a quién le habrá podido gustar esta película. Y me pregunto también si la productora de Tele5 habrá tenido algo que ver en la gestación de la misma, por su estética chillona y propia de carroza gay. O si habrá participado en cambio algún grupo de universitarios españoles titulados en Comunicación Audiovisual, ese tipo de carreras que suelen lograrse en España con cuatro clases y algún papeleo. 

Pues si Bram Stoker levantara la cabeza le clavaría una estaca en el corazón a los responsables de esta película; o mejor aún, vendería su alma por erradicar de la faz de la Tierra todas las copias digitales de esta versión chapucera. Ridícula, pésima y horrenda. ¿Exagero? Quizá. Pero lo relevante no es si Drácula: La leyenda jamás contada es buena o mala película, sino que algo tan malo tuviese la acogida que tuvo. Pues si esta versión esnob del vampiro más famoso de la historia llenó las salas de cine en España, ¿qué podrá pensarse de lo que tenga esa gente en la cabeza?

Siempre y nunca es tan largo el uno como el otro, por eso no puedo decir que no vaya a escribir más de forma crítica sobre estos asuntos, o que lo vaya hacer sin interrupción hasta que muera. Pero a estas alturas de la película, y nunca mejor dicho, de 100 personas, 95 seguirán en Babia por mucho que se diga; y 4 compartirán lo dicho pero vivirán como quien oye llover. Ahora bien, de haber una sola persona —mujer, si no es mucho pedir— que entienda de qué va esto y viva al margen de semejante circo, que me escriba: estoy dispuesto a casarme con ella. Podríamos ir juntos al cine para cuanto estrenen la continuación de esta versión dichosa.





3 comentarios:

  1. No entendí, al final le gusto o no le gustó Segura?

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    1. No me gustó nada. La última frase solo se entiende irónicamente.

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  2. Era un chiste por las múltiples opiniones que vierte como la de la estaca en el corazón, voy a tener que pulir mis chistes porque no se entienden, saludos.

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