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jueves, 9 de diciembre de 2010

Los milagros del vino o la necesidad de aprender a vivir de Jesús Sánchez Adalid

Jesús Sánchez Adalid es una de las figuras más interesantes del panorama literario español, que ha destacado sobre todo por sus novelas de ambiente histórico. Seguramente su condición de sacerdote no le haya facilitado la exposición en los medios de comunicación. Pero antes de consagrarse al Altísimo, se doctoró en derecho y ejerció de juez durante un tiempo, convirtiéndose en un escritor de casta por sus propios méritos, llegando a alcanzar con su obra El mozárabe (2001) varios millones de ejemplares vendidos y el aplauso de crítica y público.

Los milagros del vino, por su parte, es una novela publicada en 2010 en la que el escritor y sacerdote extremeño plantea la búsqueda de sentido por parte del hombre. En ella descubre el lector la necesidad de Dios que tiene el corazón humano, como queda patente por las angustias que padece, por sus inquietudes, vacilaciones y miedos, palpitaciones, intuiciones, certezas e incertidumbres.

En segundo lugar, Sánchez Adalid fundamenta aquí la importancia de la religión, mostrando la necesidad que tienen los hombres de aprender a vivir correctamente y en armonía con las fuerzas que rebasan sus limitaciones, aportando además una paz interior que no procuran otra clase de bienes. El hombre entonces se descubre criatura y descubre al mismo tiempo al Creador. Bebiendo por tanto de esa fuente, el hombre ya no tiene verdadera sed jamás.

Pues bien, la novela que nos ocupa se desarrolla en el primer siglo de nuestra era, pocos años después de la muerte y resurrección de Jesucristo. El protagonista es un griego llamado Podalirio, sacerdote de Asclepio en Corinto. Es un hombre reflexivo y escéptico que no cree realmente en la religión de los dioses olímpicos. Como consecuencia de ello, vive afligido, disgustado con su vida, ansioso por conocer la verdad. Podalirio reconoce que el vacío que experimenta en su corazón se debe a que aún no ha encontrado lo que debe encontrar. Entonces acaece una desgracia que remueve todos sus cimientos: Eos, su amante, muere de repente, y él cae en una profunda nostalgia.

La crisis existencial de Podalirio y su luto encuentran finalmente consuelo en las palabras de una vecina de Corinto, con la cual el sacerdote tiene un encuentro «fortuito». A raíz de ese encuentro, Podalirio tiene noticia por primera vez del mensaje cristiano, al que accede enseguida a través de la lectura de los evangelios. En ellos descubre finalmente la vida de un hombre extraordinario que ha obrado innumerables prodigios y al que sus seguidores llaman el Cristo.

En la segunda parte de Los milagros del vino Podalirio emprende un periplo a Palestina para conocer de primera mano los lugares por los que anduvo Jesús de Nazaret. Y en dichos territorios conoce a Susana, una seguidora de Cristo que relata al peregrino griego cómo Jesús transformó su vida, llenándola de plenitud y sentido.

De acuerdo con esto, el viaje que emprende Podalirio no es un viaje exclusivamente físico, sino fundamentalmente espiritual.

Al margen del argumento, resulta muy bonita la presentación que hace Sánchez Adalid del mensaje evangélico y de la filosofía griega, mostrando de qué manera la doctrina cristiana purifica a la filosofía pagana por medio del amor y la revelación divina, transformándola y elevándola, pues el autor ha querido dejar constancia de la importancia que tuvo el mundo griego en la difusión del cristianismo.

Por otro lado, a pesar de que el libro está bien escrito, y de que las últimas ochenta páginas (donde se narran los últimos días de Jesús) son apasionantes, esperaba, conforme leía, una historia algo más intensa y especial. Quizá esa sensación me la haya provocado, en primer lugar, el hecho de que no se hace uso en la novela del marco exterior, centrándose demasiado el autor en transmitir el estado psicológico de Podalirio, lo cual hace que en algunos momentos pesen, abrumen o se hagan repetitivos, sus monólogos interiores. En segundo lugar, puede que también tenga algo que ver esa sensación agridulce con la que he terminado este libro con la ausencia del elemento dramático. Aunque en realidad mi mayor problema al leer Los milagros del vino es que me ha costado familiarizarme con las angustias de Podalirio. Para mi gusto, el sacerdote griego no transmite sus inquietudes de manera que ーcomo dicen los psicólogosー se pueda empatizar con empatizar con él.

Sea como fuere, la novela transmite un mensaje sustancial que además tiene valor duradero. Lo resume perfectamente Jesús Sánchez Adalid con unas palabras que tal vez suenen radicales, pero que apuntan en última instancia al remedio de todos los males, así como aquello de lo cual proceden todas las cosas y aquello por lo que subsisten. Pues, ciertamente, «la inmensidad y la grandeza de este mundo; la hermosura del valle, los montes, el cielo infinito… hasta la emoción del vino, la amistad, el consuelo… ¡Todo es vano! La tristeza y la soledad surgen de mirar todo menos a Él…»



FICHA
Título: Los milagros del vino
Autor: Jesús Sánchez Adalid
Editorial: Planeta
Otros: Barcelona, 2010, 620 páginas
Precio: 21,90 €

1 comentario:

  1. Es un interesante comentario a "Los milagros del vino", que es lo mejor que he leído ultimamente. Yo añadiría que es una novela que supera con creces a las novelas históricas actuales. Aquí hay un trasfondo de búsqueda, de espiritualidad y filosofía. Además qué bien se lee y se comprende. Quizás por lo que dices "que todos tenemos dudas e inquietudes, esto es, que todos necesitamos aprender a vivir". Cuando uno está cansado de lecturas insustanciales que no te dejan nada, esta novela es un regalo.

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