El progreso del peregrino es una de las obras maestras de la literatura inglesa, y la segunda obra cristiana más editada después de la Biblia. En España, sin embargo, es un texto prácticamente desconocido. Su autor, John Bunyan, realizó la obra de referencia del puritanismo inglés (junto a El paraíso perdido de John Milton), en la cual demostró no sólo un extraordinario conocimiento de las Sagradas Escrituras sino también un mayor conocimiento que sus contemporáneos acerca de su genial compatriota William Shakespeare. El progreso del peregrino se convirtió rápidamente, en el siglo XVII, en un hito del cristianismo y pasó a ser, con toda justicia, una guía espiritual, entretenida y educativa, para miles de lectores de épocas posteriores.
La historia se desarrolla bajo la apariencia de un sueño, y en ella Cristiano, el protagonista, se convierte en peregrino después de recibir “un libro” que le hace ser consciente de su condición de pecador. Así, dejará todo a sus espaldas, mujer e hijos incluido —que lo seguirán sin embargo en la segunda parte del libro—, y emprende un viaje desde su hogar, la Ciudad de la Destrucción, hasta la Ciudad Celestial. El camino está lleno de dificultades y aventuras, que son en todo momento alegorías de la exigente vida cristiana y las pruebas a las que tiene que enfrentarse la fe. Con compañeros de peregrinación como Evangelista, Dócil, Buena Voluntad, Fiel o Esperanzado, Cristiano se verá las caras con otros personajes que tratarán de impedirle alcanzar la deseada vida eterna: Obstinado, Sabio Mundano, Interesado, El Gigante de la Desesperación (señor del Castillo de la Duda), Temporal o Ateo. Los escenarios que habrá de cruzar Cristiano, como no podía ser de otra manera, no siempre serán amables. Tendrá que superar la Ciénaga del Desaliento; vencer al demonio Apollyon en combate encarnizado; no dejarse tentar en la Feria de las Vanidades; o sufrir cautiverio en el Castillo de la Duda.
Uno de los mejores pasajes del relato, que pone de manifiesto hasta qué punto John Bunyan conocía la naturaleza humana, es el debate teológico acerca de la justificación de los pecados entre Cristiano e Ignorancia, mientras pasean por la Tierra Encantada. Como buen protestante, Bunyan cita las Escrituras para defender el principio de la salvación por la fe y no por las obras. Lección de teología sin ninguna duda magistral. Algo que no es de extrañar conociendo la necesidad de educación de esta confesión cristiana.
Por otro lado, en la segunda parte de El progreso del peregrino, la mujer de Cristiano, Cristiana, y sus hijos deciden seguir los pasos de su padre una vez se arrepienten de su dureza de corazón y se convencen de que el camino hacia la salvación es el que emprendió Cristiano tiempo atrás. De esta manera, dejan atrás la Ciudad de la Destrucción y, acompañados por Misericordia y Gran Corazón, recorrerán los lugares por donde pisó el buen peregrino, con los mismos peligros y nuevos personajes. Finalmente cruzarán el río de la muerte y se encontrarán en la ciudad de su Señor habiendo superado la corrupción de los cuerpos.
Al final, El progreso del peregrino es una extraordinaria creación de la literatura puritana, que a partir de unos valores religiosos y la opresión política que sufrieron los seguidores de esta confesión cristiana —entre los que se encontraba John Bunyan—, se ha convertido en un relato cristiano extraordinario donde de forma alegórica se cuenta la transformación moral de los elegidos. A partir del principio del libre examen de las Escrituras, cada cristiano se convirtió en lector, en intérprete de la Biblia, por lo que esta experiencia protestante exigió que cada cristiano se educara por sí mismo y fuera fiel al texto sagrado con el fin de ganarse la salvación; y para eso, y de forma urgente, es preciso un verdadero viaje, un verdadero éxodo, un verdadero progreso.
FICHA
Título: El progreso del peregrino
Autor: John Bunyan
Editorial: Alianza Editorial
Otros: Madrid, 2003, 331 páginas
Precio: 14 €
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