La vida es sueño es el mejor drama de don Pedro Calderón de la Barca. Y entre sus otras obras, junto a El alcalde de Zalamea, la más lograda; aunque se ocupen de asuntos diferentes. Esta obra, ya clásica e inmortal, es un texto simbólico rico en ideas y alusiones. Algunos críticos la han clasificado como drama del destino, y a mí me vale. Pero la gran tarea de Calderon en este drama es mostrar la necesidad de educación que tiene un príncipe (Segismundo) y todo un pueblo; o sea, también todos nosotros. Por eso La vida es sueño es una fábula, donde se reflejan conflictos esenciales de la vida humana: la ilusión de la gloria y los bienes terrenos, la libertad, la necesidad de educación moral y política del individuo... Rematando ya esta introducción, esta parábola no me parece ambigua, pero sí muy compleja, exuberante, opulenta. Vamos. Una obra maestra.
La historia a la que le dedicamos este espacio tiene lugar en un escenario alejado e irreal: Polonia. Rosaura y un acompañante llegan de otros lares a través de la selva virgen de un nuevo reino y topan con una torre de la que salen los lamentos de un hombre. Es Segismundo. Más tarde sabemos que está preso desde su nacimiento porque el rey Basilio, su padre, atendió a un augurio que aseguraba que el príncipe sería un gobernante feroz y desalmado. Pero cuando Segismundo llega a edad adulta, el rey decide probar si es cierto el vaticino. Entonces lo lleva drogado a palacio para estudiar su comportamiento. Mas cuando Segismundo despierta y conoce su verdadera condición, reclama sus legítimos derechos y se muestra despiadado. Con dificultad vuelven a encerrarlo haciéndole creer que lo que vivió en la corte fue un sueño. Para salir de su cautiverio y convertirse en un heredero digno, además de ser liberado por el pueblo y vencer en una batalla a las tropas de su padre, Segismundo ha necesitado comprender que es preciso dominar los instintos en favor de la prudencia, y que toda gloria que propone el mundo es vana y hueca. De alguna manera, Segismundo ha sido educado. Ha salido de la caverna platónica en la que se encontraba, física y metafóricamente.
En base a este resumen se puede observar que mi atención está puesta únicamente en la figura del príncipe. No voy a hablar de otros personajes, aunque la obra se puede interpretar también desde cada uno de ellos, sean figuras principales (Rosaura, Basilio, incluso Clotaldo) o secundarias (Astolfo, Estrella, Clarín, soldado traidor, el pueblo, etc.). Así, hay muchos otros temas sugeridos por Calderon a partir de cada uno de estos personajes, pero no puedo tratarlos todos aquí; aunque algunos ya han sido apuntados. Sin embargo, citaré solamente uno que no ha sido nombrado, y que al autor le preocupa especialmente: la defensa del honor de la mujer, en todo orden, pero principalmente vinculada al matrimonio.
Dicho esto, en La vida es sueño se pueden distinguir dos grupos de personas, y un personaje en el medio. Por un lado se encuentran Segismundo y Rosaura, seres agraviados o tratados injustamente. Por otro, tenemos al grupo que forma la corte, encabezado por el rey Basilio (el agraviante). Y en el medio, Clotaldo. Que une y relaciona a unos y otros.
Y en relación con los agravios hay que hablar de justicia. Para el príncipe está claro que lo que ordenó su padre al encerrarle no es conforme a la ley. Segismundo responde así a un criado: En lo que no es justa ley no ha de obedecer al rey, y su príncipe era yo (Segunda Jornada, III). Pero después el heredero da un paso más y sitúa la ley por encima del propio rey. Y contesta a su padre, que piensa que su hijo debe agradecerle su condición: Mi padre eres y mi rey; luego toda esta grandeza me da la naturaleza por derechos de su ley (Segunda Jornada, VI). Para Calderón, que era un notable teólogo, el fundamento de la justicia reside en última instancia en Dios. Después Basilio llama a su hijo bárbaro y atrevido, y le amenaza de esta manera: mira bien lo que te advierto: que seas humilde y blando, porque quizá estás soñando, aunque ves que estás despierto. Segismundo ya no duda de que sueña. Ya sabe quién es. Sin embargo aún no ha sido educado. Aún no ha aprendido qué significa que la vida es sueño, pero su padre, precisamente porque es viejo, sí lo sabe. Y esto nos remite al tema de la educación en La vida es sueño.
En esta obra, la cita famosa de que la vida es sueño significa no solamente que la vida es breve y que no solemos ser conscientes de nuestra existencia, sino que las glorias y bienes de este mundo son ilusiones. Sólo cuando Segismundo reconoce esto, su actitud se vuelve prudente y podemos decir que ha sido educado:
Finalmente, si se puede hablar de comedia en La vida es sueño es siempre teniendo en cuenta que ésta es muy violenta. Por un lado se encuentra lo evidente: dos muertes explícitas, una batalla campal, amenazas de todo tipo y luchas con espadas. Y por otro lado lo implícito. Lo que se dramatiza en este caso es el paso entre esa violencia a la prudencia, entre el instinto y el buen juicio. Y que lleva a decir a Rosaura: yo sé que todo es guerra. De esta manera, don Pedro Calderón de la Barca, con esta obra maestra no sólo nos educa, sino que hace triunfar la razón sobre las pasiones, y la causa justa sobre los atropellos de los hombres.
La historia a la que le dedicamos este espacio tiene lugar en un escenario alejado e irreal: Polonia. Rosaura y un acompañante llegan de otros lares a través de la selva virgen de un nuevo reino y topan con una torre de la que salen los lamentos de un hombre. Es Segismundo. Más tarde sabemos que está preso desde su nacimiento porque el rey Basilio, su padre, atendió a un augurio que aseguraba que el príncipe sería un gobernante feroz y desalmado. Pero cuando Segismundo llega a edad adulta, el rey decide probar si es cierto el vaticino. Entonces lo lleva drogado a palacio para estudiar su comportamiento. Mas cuando Segismundo despierta y conoce su verdadera condición, reclama sus legítimos derechos y se muestra despiadado. Con dificultad vuelven a encerrarlo haciéndole creer que lo que vivió en la corte fue un sueño. Para salir de su cautiverio y convertirse en un heredero digno, además de ser liberado por el pueblo y vencer en una batalla a las tropas de su padre, Segismundo ha necesitado comprender que es preciso dominar los instintos en favor de la prudencia, y que toda gloria que propone el mundo es vana y hueca. De alguna manera, Segismundo ha sido educado. Ha salido de la caverna platónica en la que se encontraba, física y metafóricamente.
En base a este resumen se puede observar que mi atención está puesta únicamente en la figura del príncipe. No voy a hablar de otros personajes, aunque la obra se puede interpretar también desde cada uno de ellos, sean figuras principales (Rosaura, Basilio, incluso Clotaldo) o secundarias (Astolfo, Estrella, Clarín, soldado traidor, el pueblo, etc.). Así, hay muchos otros temas sugeridos por Calderon a partir de cada uno de estos personajes, pero no puedo tratarlos todos aquí; aunque algunos ya han sido apuntados. Sin embargo, citaré solamente uno que no ha sido nombrado, y que al autor le preocupa especialmente: la defensa del honor de la mujer, en todo orden, pero principalmente vinculada al matrimonio.
Dicho esto, en La vida es sueño se pueden distinguir dos grupos de personas, y un personaje en el medio. Por un lado se encuentran Segismundo y Rosaura, seres agraviados o tratados injustamente. Por otro, tenemos al grupo que forma la corte, encabezado por el rey Basilio (el agraviante). Y en el medio, Clotaldo. Que une y relaciona a unos y otros.
Y en relación con los agravios hay que hablar de justicia. Para el príncipe está claro que lo que ordenó su padre al encerrarle no es conforme a la ley. Segismundo responde así a un criado: En lo que no es justa ley no ha de obedecer al rey, y su príncipe era yo (Segunda Jornada, III). Pero después el heredero da un paso más y sitúa la ley por encima del propio rey. Y contesta a su padre, que piensa que su hijo debe agradecerle su condición: Mi padre eres y mi rey; luego toda esta grandeza me da la naturaleza por derechos de su ley (Segunda Jornada, VI). Para Calderón, que era un notable teólogo, el fundamento de la justicia reside en última instancia en Dios. Después Basilio llama a su hijo bárbaro y atrevido, y le amenaza de esta manera: mira bien lo que te advierto: que seas humilde y blando, porque quizá estás soñando, aunque ves que estás despierto. Segismundo ya no duda de que sueña. Ya sabe quién es. Sin embargo aún no ha sido educado. Aún no ha aprendido qué significa que la vida es sueño, pero su padre, precisamente porque es viejo, sí lo sabe. Y esto nos remite al tema de la educación en La vida es sueño.
En esta obra, la cita famosa de que la vida es sueño significa no solamente que la vida es breve y que no solemos ser conscientes de nuestra existencia, sino que las glorias y bienes de este mundo son ilusiones. Sólo cuando Segismundo reconoce esto, su actitud se vuelve prudente y podemos decir que ha sido educado:
«¿Pues tan parecidos a los sueños son las glorias, que las verdaderas son tenidas por mentirosas, y las fingidas por ciertas? ¿Tan poco hay de unas a otras, que hay cuestión sobre saber si lo que se ve y se goza, es mentira o verdad? ¿Tan semejante es la copia al original, que hay duda en saber si es ella propia? Pues si es así, y ha de verse desvanecida entre sombras la grandeza y el poder, la majestad y la pompa, sepamos aprovechar este rato que nos toca, pues sólo se goza en ella lo que entre sueños se goza» (Tercera Jornada, X).
Finalmente, si se puede hablar de comedia en La vida es sueño es siempre teniendo en cuenta que ésta es muy violenta. Por un lado se encuentra lo evidente: dos muertes explícitas, una batalla campal, amenazas de todo tipo y luchas con espadas. Y por otro lado lo implícito. Lo que se dramatiza en este caso es el paso entre esa violencia a la prudencia, entre el instinto y el buen juicio. Y que lleva a decir a Rosaura: yo sé que todo es guerra. De esta manera, don Pedro Calderón de la Barca, con esta obra maestra no sólo nos educa, sino que hace triunfar la razón sobre las pasiones, y la causa justa sobre los atropellos de los hombres.
FICHA
Título: La vida es sueño
Autor: Pedro Calderón de la Barca
Editorial: Cátedra
Otros: Madrid, 2004, 208 páginas
Precio: 7,80 €
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