Escritor, poeta y enorme polemista, Giovanni Papini (Florencia 1881-1956) marcó toda una época en la literatura italiana. Fue un hombre de alma extensísima y volcánica, que daría lugar a una vida fluctuante, fecunda y veraz. Durante un tiempo fue partidario feroz del ateísmo, pero acabó siendo un flamígero teólogo. La caída del caballo llegó cuando su portentosa inteligencia captó los errores de las doctrinas de los intelectuales que dominaban su época. En El crepúsculo de los filósofos arremetió contra Nietzsche, Kant, Schopenhauer y Comte. Después de haberles dado eco en sus revistas, Papini se revolvió contra todos ellos. Sus inquietudes intelectuales y espirituales lo llamaban a mayores alturas. Y los desastres de la Gran Guerra le animaron a seguir profundizando. Sería finalmente una lectura voraz de la Biblia, y sobre todo del Nuevo Testamento, lo que marcaría su conversión definitiva al cristianismo, hecha pública mundialmente con la aparición de su Historia de Cristo (1921). Papini sin embargo siguió combatiendo los postulados racionalistas y positivistas. Sus relatos de ficción se desenvuelven en ese clima, pero no se limitan a combatir las ideologías de los sabios de su tiempo, pues suponen todo un repertorio de genialidades y caprichos donde se expone la vaciedad y el absurdo que ya traspiraban las vidas de sus contemporáneos.
Páginas
▼
martes, 23 de mayo de 2017
viernes, 5 de mayo de 2017
Sobre los ángeles de la guarda de Jacques Bénigne Bossuet
Jacques Bénigne Bossuet (Dijon 1627—París 1704) fue un insigne
escritor, predicador y prelado francés que desarrolló su vida terrenal durante
la mayor parte del siglo XVII, época de expansión política y cultural del reino
de Francia. Por aquel entonces Francia brillaba en todos los órdenes culturales;
sobresalía en la creación de academias, y daba pruebas constantes de admirable
vitalidad en asuntos religiosos. No en vano el antiguo solar galo acabó
convirtiéndose en el principal foco europeo de las disputas teológicas. Además, en el
siglo XVII Francia reemplazó a España como primera potencia militar europea. Su victoria
en Rocroi (1643) frente a los tercios españoles dio comienzo a una etapa de
hegemonía francesa que pudo consolidarse durante todo el siglo XVIII gracias a
figuras como el Rey Sol, Mazarino o Richelieu.