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miércoles, 15 de agosto de 2018

El caso de Cristo de Lee Strobel

Recoge San Lucas en el tercer evangelio el himno de júbilo de Jesús por el cual éste manifiesta su alegría al ver cómo los humildes de corazón entienden y aceptan la palabra de Dios: «Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y las has revelado a los pequeños» (Lc 10, 21). Es decir, es imposible que todos los hombres acepten que Jesús de Nazaret es realmente el Hijo de Dios. ¿Por qué? Pues porque algunos, en su soberbia actitud, creen que no lo necesitan, ajenos a sus limitaciones y debilidades, estando los altos misterios del cristianismo, en consecuencia, ocultos para ellos. Sin embargo, únicamente podrían tenerse por hombres honestos aquellos hombres que rechazaran a Cristo después de haber examinado su vida y su obra. Y eso fue precisamente lo que hizo Lee Strobel, ateo confeso, que a raíz de la conversión de su mujer inició a regañadientes una investigación apasionante para tratar de desacreditar las creencias del cristianismo. Por supuesto, fracasó. De hecho, lo que halló fue una suma de evidencias que lo llevaron también a él a abrazar el cristianismo.

Cabe decir que el autor era, hasta el momento de iniciar su investigación, un prestigioso y galardonado periodista de temas legales que trabajaba para el Chicago Tribune. Siguiendo el mismo método que para sus casos periodísticos, Strobel interrogó a decenas de expertos en crítica textual, manuscritos antiguos y estudios bíblicos, retándoles con preguntas directas: ¿Podemos fiarnos de los libros del Nuevo Testamento? ¿Existen evidencias de la existencia de Jesús al margen de la Biblia? ¿Hay razones para creer que la resurrección de Jesús fue un acontecimiento real? En El caso de Cristo, fruto de aquella investigación, publicó no sólo su veredicto, sino todo el proceso que había seguido en su particular búsqueda de la verdad acerca de la figura más importante de la Historia. Y dicho trabajo en seguida se convirtió en un auténtico best seller, al menos en los Estados Unidos de América.


Con todo, El caso de Cristo tiene un valor preliminar, que sitúa al escéptico en condiciones de profundizar en la fe, despejando aquellos prejuicios, hijos de la ignorancia y el desinterés, que suelen aflorar a las lenguas de aquellos que creen que la fe es una actitud arbitraria. Sin duda hay libros mejores para afrontar el reto de conocer a Jesús, pero la gracia de éste es que plantea la investigación en términos de cualquier otra investigación judicial, aportando pruebas y evidencias que respaldan con enorme peso la verdad del cristianismo.

Finalmente, creo que no se debería pasar por alto la versión cinematográfica de El caso de Cristo. Trabajo más que notable que mantiene vivo en todo momento el interés del espectador por la investigación del citado periodista, complicada por sus prejuicios religiosos y los desencuentros con su mujer, recién bautizada. Así pues, en este acaso me atrevo a decir —sin que sirva de precedente— que la película puede ser una alternativa perfectamente válida al libro, aunque en este último se responde de manera más exhaustiva, como por otra parte es lógico, a las numerosas preguntas que Strobel se plantea para validar o desacreditar el testimonio de Cristo.

Yo en su caso, querido lector, vería primero la magnífica versión cinematográfica, y después me plantearía leer alguno de los siguientes trabajos: Vidas de Jesús de Nazaret.



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