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martes, 14 de abril de 2020

España antes del odio, y la detestable Segunda República

Hoy es 14 de abril. Y un 14 de abril, el de 1931, se proclamó en España, de forma impúdica, e ilegal, la Segunda República. Algunos rateros izquierdosos siguen añorando aquellos tiempos convulsos, y a las heces políticas de PSOE y Unidas os Jodemos les ha faltado tiempo en pronunciarse a favor de un próximo escenario republicano, con la que está cayendo. Con lo cual ponen a prueba, una vez más, nuestra santa paciencia. Hace tiempo colmada. Incluso el maldito PSOE ha hecho público un vídeo en el que dice que ya es hora de decidir; de decidir si los españoles queremos monarquía o república como forma de Estado, se entiende. La cuestión de fondo es otra muy distinta: la cuestión que más urge resolver es cuándo vamos a decidir los españoles confinar a esta chusma rojeril en minas inhóspitas donde deban trabajar de por vida animados por el látigo de corpulentos funcionarios.

En 2017 el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, José Rodríguez Labandeira, publicó un trabajo titulado España antes del odio. En su epílogo, decía lo siguiente:

"La coalición republicano-socialista no sólo se adueñó del Poder mediante una convulsión política creada deliberadamente para conseguirlo, sin esperar completar el proceso electoral, sino que nada más instalarse en el Poder y a pesar de las promesas y buenas palabras empleadas, entre las primeras medidas que adoptó, una de ellas, de capital importancia por lo que significaba, fue la de anular las elecciones donde habían ganado los monárquicos. La naciente República española no estaba dispuesta a consentir ayuntamientos monárquicos por mucho que se empecinaran los electores en repetir el resultado. La España rural, mayoritariamente católica y monárquica, o pasaba por el aro y se convertía a las diversas caras del republicanismo gobernante, o no tenía derecho a existir políticamente, en las instituciones de naturaleza electiva de la República. Al repetir las elecciones, donde volvieron a perder los republicano-socialistas se nombraron comisiones gestoras del color del Gobierno de la República, que se mantuvieron al frente hasta que finalmente Azaña dimitió como Presidente del Gobierno tras el revolcón recibido en "los burgos podridos" con la repetición de las elecciones municipales parciales del domingo 23 de abril de 1933. Ayuntamientos, republicanos: con urnas o sin ellas. En este pertinaz sectarismo ideológico está el germen el odio"...

Eso es lo que hubo, ni más ni menos. En realidad el libro de Labandeira, muy valioso para entender la historia de España desde la crisis de la Restauración hasta la proclamación de la Segunda República, no es divulgativo, sino técnico y más bien dirigido a especialistas. Con todo, se lee con gran facilidad y resulta muy aclarador.

Aun así, los trabajos de Stanley Payne, y sobre todo Pío Moa, por no remontarnos al excelente Ricardo de la Cierva, son definitivos para entender quiénes vienen encarnando el mal en España desde hace mucho tiempo. Más del que quisiéramos. 


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¿Será este tipo el futuro Jefe del Estado español?


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