Aunque no soy un gran
aficionado a la ciencia ficción, reconozco la buena literatura cuando la leo. En
mi opinión Manuel Alfonseca, sin ser Isaac Asimov, ha hecho aportaciones muy
dignas a este género en español. Y no sólo a este género, pues Manuel, que
además de buen escritor es ingeniero en telecomunicaciones, es capaz de
escribir maravillosas obras de literatura juvenil (literatura que no tardaré en
traer a las estanterías de La Cueva de los Libros). Pero ahora quiero
comentar una de sus novelas de divulgación científica. Bajo un cielo
anaranjado, que es como se llama su buque insignia en el género, es una obra
extraordinaria que tiene el acierto de ser completamente directa, sin
perderse en detalles innecesarios, y que mantiene durante todo el relato un
nivel de intriga realmente alto. Pero lo más importante no es eso. Al margen
del valor estético de la obra, que yo considero impecable (se nota que me ha
gustado), lo que hace a este relato una historia notable es su capacidad para
omitir los verdaderos asuntos de fondo, que flotan implícitos por las páginas
de este precioso trabajo, haciendo de esta manera que el lector sólo barrunte
el hecho de que la realidad tiene capas de profundidad y no se limita a lo que
pueden decir de ella nuestro ojos o nuestra ciencia.
Irene Pinedo es
la protagonista de esta novela. Y el marco donde se desarrolla gran parte de la
misma, Marte. La narración comienza con el inicio oficial de una hipotética
colonización del planeta Marte, en el año 2041. Irene, la periodista
encargada de cubrir el acontecimiento y de viajar con los demás tripulantes del
proyecto Ares-III al planeta vecino, es la figura central del relato, hasta el
punto de desarrollar en el sorprendente final una función que jamás hubiera
imaginado. Junto a ella, otros dos personajes importantes son Steve
MacDunn, capitán de la nave Aventura, y Dimitri Tarkov,
director del proyecto, que a la llegada del equipo toma el mando de la colonia.
Los demás personajes son comparsas de estos tres y sirven al autor para mostrar
diferentes puntos de vista de la heroína.
Por lo que se sabe, éste es el tercer proyecto vinculado con la colonización
del planeta rojo que ha llevado a cabo la humanidad de la novela. El primero de
ellos resultó un fracaso rotundo; la nave desapareció sin dejar rastro, y sus
tripulantes fueron dados por muertos, argumento con el que jugará Alfonseca gran
parte de la novela. El segundo intento, en cambio, consiguió culminar con éxito
la operación y erigió una importante instalación para futuros colonos. Y
finalmente es Ares-III quien tiene por objetivo consolidar ese establecimiento
y hacerlo permanente. Con gran parte del trabajo hecho, los recién llegados
disponen de mucho tiempo para conocer el misterioso planeta rojo. Naturalmente
algo se complica, cuando Irene protagoniza el descubrimiento más
importante de todos los tiempos: encuentra vida extraterrestre. Lo que nos
reserva Alfonseca, de momento, es que ese descubrimiento conduce a uno mucho
mayor...
Pero los peligros a los que tendrán que hacer frente los personajes se anuncian
ya en el mismo viaje, enturbiado por ciertos conflictos. Al estrecharse la
convivencia surgen los primeros roces, que con el tiempo se vuelven más
intensos. Las discusiones, como era de esperar, acaban llegando. Y es aquí donde
el autor es capaz de lucirse, logrando transmitir perfectamente las sensaciones
propias de un prolongado encierro. Está muy logrado, como digo, la sensación de
claustrofobia, así como la necesidad —imposible de satisfacer— de aislarse del
grupo para simplemente toma aire. Irene lo verbalizará finalmente con estas
palabras: «Dos de los problemas más graves eran la falta de espacio y la
dificultad de tener un poco de vida privada, de conseguir un rato de soledad».
Por otra parte, cada uno de los pasos dados en Bajo un cielo anaranjado por Alfonseca están perfectamente trazados. Las líneas maestras son sencillas, y precisamente por eso la obra crece como la masa a la que se le ha añadido un buen puñado de levadura. Pero esta extraordinaria historia no solamente es una aventura, sino que es una inteligente reflexión sociológica, moral e incluso teológica. Debajo del decorado narrativo hormiguean innumerables interrogantes, que don Manuel, como indicaba al principio, sólo plantea, indicio, entre otras señales, de buen libro, aunque sea breve. Algunos de estos interrogantes son los siguientes: ¿Cómo sería la vida humana en otro planeta? ¿Sería capaz de adaptarse el hombre? ¿Tiene derecho una civilización a conquistar otros mundos con vida inteligente? Al final todas estas preguntas, apenas sugeridas, quedan en el aire, para que sea el lector quien las medite.
Y poco más que
añadir. Únicamente transmitir mi entusiasmo por esta entretenida novela al
bueno de Manuel, y recomendarla a todo el que quiera leer algo atractivo y
de calidad en este género de la ciencia ficción. Aunque yo quizá la propondría
sobre todo a un público juvenil .
FICHA
Título: Bajo un cielo anaranjado
Autor: Manuel Alfonseca
Editorial: Gran angular
Otros: 1993, Madrid, 153 páginas