El mayor talento literario en la historia de Norteamérica, Edgar Allan Poe (1809-1849), fue uno de los locos más lúcidos y pasionales que han pisado la Tierra. Su vida, inseparable de su fascinante obra, es uno de los testamentos más magnéticos, terribles y conmovedores que ha dejado a su paso por la existencia un ser humano. Con razón decía el genio de sí mismo que su mirar era distinto al común de los mortales: «No fui en la infancia como los otros, ni nunca vi como los otros vieron. Mis pasiones yo no podía hacer brotar de fuentes iguales a las de ellos; y era otro el origen de mi tristeza, y era otro el canto que despertaba mi corazón para la alegría...». De su portentosa imaginación, y de su febril escritura, nació entre otras maravillas, su obra más conocida, el sorprendente poema, oscuro y romántico como su corazón, intitulado El cuervo.
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sábado, 22 de febrero de 2014
El Principito de Antoine de Saint-Exupéry
Seguramente El Principito sea el cuento más leído de la era reciente. Y además con razón, pues un sinfín de méritos justifican la simpatía que millones de lectores han encontrado en él. Es tan bonito como profundo y rico en símbolos y valores perdurables. Está dedicado a los niños, escrito en el lenguaje de los niños, pero sólo pueden entenderlo mínimamente aquellos adultos que ven con los ojos de los niños, es decir, quienes interrogan la realidad con pureza de corazón.
El país de los ciegos de H. G. Wells
Todos los géneros literarios tienen sus piezas
maestras. Las novelas, los cómics o tebeos -y dentro de ellos los mangas- los artículos periodísticos, los ensayos... y por supuesto los cuentos. Esta pieza del gran escritor H. G. Wells (1866-1946), nacido en Kent y fallecido en Londres, no se ajusta a la literatura de ciencia ficción que solía cultivar el creador de La guerra de los mundos o La isla del doctor Moreau. Y sin embargo es un cuento magistral, con una de las parábolas más hermosas y fascinantes del género. Además, guarda íntima relación con El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, que comentaré en La cueva a continuación de este texto magnífico que tiene por título El país de los ciegos.
domingo, 16 de febrero de 2014
España, Patrimonio de lo Sagrado: Ayna
Saliendo
de Albacete por la carretera de las Peñas
de San Pedro, la ruta no presenta dificultades hasta la población de tal
nombre. Rectas monótonas y leves desniveles se suceden mientras atravieso las
últimas urbanizaciones de la capital y me dirijo a uno de los pueblos más
sorprendentes de la desconocida e impresionante sierra de Albacete, la sierra
del Segura. En medio tropiezo con El Salobral, conocido por sus magníficas
patatas; por eso, me digo, es natural contemplar a ambos costados de la carretera
enormes extensiones de sembrados acondicionados con modernos sistemas de
regadío.
lunes, 10 de febrero de 2014
Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes
Grande
entre los grandes, Don Quijote de la Mancha se erige aún hoy con la corona
imperial de las letras universales. Miguel de Cervantes, el inmortal escritor
español inspirado por ángeles al forjar esta obra incomparable, gobierna el
imperio de los libros junto a otros caballeros egregios, que han dado a la
literatura libros tan geniales como la obra maestra del legendario manco de
Lepanto, nacido en Alcalá de Henares (Madrid), en 1547. Sin embargo, algo único concede a éste la
condición honorífica de presidente de las letras mundiales. Dar vida a las dos
figuras más entrañables y puras de este mágico mundo de las letras y las artes:
El noble caballero Don Quijote y su fiel escudero Sancho Panza.
miércoles, 5 de febrero de 2014
Soldados en la Historia, Ferrer Dalmau en Alicante
Soldados en la Historia es la última exposición (febrero 2014) del pintor español Ferrer-Dalmau en suelo patrio. Alicante ha sido la ciudad afortunada esta vez para alojar 35 de sus obras, entre las que destacan algunas de sus principales creaciones. Mi debilidad por el mismo es conocida. A él he dedicado hasta el momento un par de artículos, y lo he seguido en Zaragoza, Toledo, Madrid y Alicante. A pesar de que entre mis dos últimos encuentros con sus pinturas han mediado menos de dos meses, la impresión de ponerme delante de sus obras jamás mengua o desaparece. Muy al contrario. La belleza en persona reside en cada uno de sus cuadros, y ante la belleza, en este caso pictórica, me conmuevo.