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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Historias y mitos para niños y mayores: El gato y la rata

¿Qué tal estás, pequeño? Tengo otra historia que contarte. ¿Te gustó la de Narciso? Me han dicho que mucho, por lo que espero que este nuevo relato te guste tanto como el anterior. Así que si te parece, hacemos como al principio: busca un lugar agradable, ponte cómodo y comienza a leer.

¿Te has preguntado alguna vez por qué se llevan tan mal la rata y el gato? Hace cientos de años que los chinos llevan contando una historia para explicar semejante discordia. Según cuenta este honorable pueblo, en un pasado muy lejano, tan lejano que las crónicas más antiguas apenas pueden sostener las gestas de los primeros reyes, el emperador del fabuloso país de Jade, señor del cielo y de la tierra, decidió crear una competición para establecer qué animales debían entrar en el cielo, reservando para ellos tan sólo 12 escalones. Así pues, para determinar qué animales recibirían semejante privilegio, pensó en organizar una pintoresca carrera.

Dicen que por entonces el gato y la rata eran muy buenos amigos. Dos buenos amigos que, cuando conocieron la noticia de la carrera, empezaron a maquinar juntos cómo hacerse con la victoria y lograr así alguno de los puestos garantizados por el emperador de Jade, alcanzando de esta manera sempiterna fama. El objetivo consistía en cruzar un anchísimo río. Sin embargo, tanto el gato como la rata eran malos nadadores. En realidad, odiaban el agua. ¿Qué hacer entonces? Ni el uno ni el otro cruzarían a nado el enorme río sin que antes otros muchos animales les adelantaran.

Así pues, no les quedó más remedio que echar mano de su astucia, y dándole muchas vueltas al problema, dieron al final con una salida. Como el gato y la rata eran muy inteligentes y habían leído con provecho numerosos libros de autores clásicos, se les ocurrió que la mejor manera de cruzar el río era a cuestas de un animal grande que pudiera atravesarlo sin problemas. Así fue como buscaron al buey, y tras convencerlo de participar en la carrera, se pusieron en marcha montados en él. ¡Ahora sí serían los primeros en llegar a la meta!

Pero ambos se las prometían muy felices cuando a medio camino ocurrió algo inesperado, al menos para el gato. La rata, codiciosa y ruin por naturaleza, de repente lanzó a su viejo amigo al agua, para ser de este modo la primera en llegar al saltar a tierra firme.

El gato entonces peleó para no hundirse, pero enfadado y lloroso, por un lado, por la traición de la rata, y asqueado de verse metido en el agua, por otro, se retrasó demasiado y vio cómo le adelantaban uno tras otro otros animales que también participaban en la carrera. Así pues, mientras el gato seguía forcejeando con la fuerte corriente, la rata ya se había proclamado ganadora de la competición, seguida en segundo lugar por el buey, duro y paciente, que al llegar a tierra no fue tan rápido como el ambicioso roedor.

En tercera posición entró el tigre, impulsado por su audacia y valentía. Tras él, y a no mucha distancia, llegó el conejo. Estos animalillos parecen poca cosa, pero en realidad son hábiles trabajadores que lo hacen todo en silencio. En quinto lugar llegó el poderoso dragón. Nada menos. Podría haber llegado en primer lugar si hubiese querido, pero ya tenía el respeto de todos los animales porque era el más fuerte, y además se había entretenido ayudando a otros animales menos atentos, informándoles de que el emperador de Jade celebraba una carrera para honrar a los mejores de entre todos ellos. A continuación suya llegó su gran enemiga, la serpiente. Ésta había hecho de las suyas en la carrera, espantando al caballo con su presencia. Su destreza para simular y esconderse con facilidad la empujó a tan honroso puesto. Poco después de entrar la serpiente, y en séptimo lugar, llegó el caballo; veloz y muy querido por los dioses. El escalón número ocho fue para la cabra. En realidad este animal también podría haber llegado mucho antes, pero las cabras aman la calma de los lugares remotos y viven muy lejos de los ruidos, y por tanto de las noticias y rumores. Luego, llegaron al mismo tiempo el mono, el gallo y el perro. Las venerables leyendas orientales aseguran que los tres entraron a la vez, pues habían cooperado para llegar a tiempo. Por lo visto el emperador resolvió que ocuparan los puestos nueve, diez y once según el orden en el que los hemos nombrado. Por último, ¿sabes quién entro al final, y por los pelos, junto a los otros 11 animales? El cerdo.

¡A que te has quedado de piedra! Pues no deberías. El cerdo, aunque yo tampoco sepa muy bien qué vio en él el emperador de Jade para aceptarlo en su palacio celeste, posee capacidades que son muy valiosas. Pero te corresponde a ti descubrirlas.

Desde luego, como habrás comprobado ya, el que se quedó fuera definitivamente del honroso panteón chino fue el gato. Aseguran los orientales que después de la traición de su amiga la rata, el gato se volvió muy huraño y no quiso saber nada de nadie. Y si te has fijado, la verdad es que los gatos van mucho a su aire.

Noviembre de 2014


HISTORIAS Y MITOS PARA NIÑOS Y MAYORES

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