Realmente es una pena que el caso de este primer volumen se resuelva tan rápido y su lectura acabe tan pronto, porque realmente se disfruta leyendo este libro. El libro en sí se titula Estudio en rosa, y no es más que la adaptación a este género de origen japonés del primer capítulo de la serie homónima; a su vez, versión libre de la novela de Conan Doyle Estudio en escarlata.
La novedad, tanto de la serie de televisión como del manga, es que se han modernizado las aventuras del más famoso detective del mundo, poniéndolas al día, o si se quiere actualizándolas, de tal manera que ahora vemos al perspicaz agente resolviendo casos en el Londres actual. Este primer volumen, que como digo corresponde al primer capítulo de la primera temporada de la serie británica y también al primer relato largo de Conan Doyle, relata el primer encuentro entre Sherlock y el doctor Watson, y supone una espléndida presentación del genial sabueso. La finísima capacidad de percepción de Sherlock enseguida se pone de manifiesto: el doctor Watson acaba de regresar de servir en Afganistán cuando un amigo de su época de estudiante le presenta a un posible compañero de piso. Solo con un vistazo, ese hombre deduce que Watson es un médico militar que ha regresado de Oriente Medio, que tiene un familiar alcohólico y que va a terapia. Obviamente ese compañero de piso es Sherlock Holmes.
Sin apenas tiempo para entrar en calor, los dos amigos se ven envueltos en una investigación policial que tiene por objeto la muerte de una serie de personas que parecen haberse suicidado tomando un comprimido mortal...
Como decía, la historia es tan interesante, y el dibujo tan bueno, que la lectura de este primer volumen se realiza en un suspiro. La buena noticia es que se espera la adaptación del resto de capítulos. De momento solo ha sido publicado en España Esudio en rosa, el primer tomo de la serie, en dos formatos distintos: tomo común (encuadernación blanda) y tomo deluxe (cartoné). En mi poder obra la versión deluxe gracias a un amigo. Así, después de comprobar la calidad de esta adaptación de Norma, no me quedará más remedio que hacerme con el resto de libros.
Solo dos observaciones más antes de concluir este escrito. En primer lugar, me ha parecido que se ha trasladado perfectamente al papel el tono socarrón y saleroso de la versión televisiva. El dibujo de Jay resulta ideal para enfatizar este punto, uno de los pilares de la ficción del canal británico: su humor cáustico. Además, un aditivo no menor para hacer tan atractiva esta obra es poder seguir contemplando a los actores que encarnan a Sherlock y Watson en la tele, Benedict Cumberbatch y Martin Freeman, respectivamente. Un dibujo tan fiel y logrado, como digo, hace más deleitoso aún el rato de lectura.
En fin, la otra cuestión que quería comentar tiene que ver con la finalidad de este tipo de obras. Creo que no debería olvidarse que esta suerte de aventuras son en sentido estricto historietas, es decir, fábulas de poca importancia. Ciertamente son adecuadas para distraer, divertir, solazar, pero no sirven en modo alguno para nutrir y dar vigor a aquello que alienta y fortifica nuestro cuerpo para obrar, esto es, la sustancia espiritual e inmortal que anima nuestros cuerpos y necesita también de alimento.
Con todo y con eso, Estudio en rosa es un dichoso recreo. Un disculpable capricho si no se desprecian otras lecturas más sustanciosas. Porque en realidad todo tiene su momento oportuno; porque todo lo que pasa debajo del sol tiene su hora.
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