A lo largo de mis vacaciones de verano, que finalizan, como todos los años, cada 31 de agosto, he leído con fruición y hábito casi monástico una generosa cantidad de libros, de temática variada y desigual interés. El descanso, en cualquier caso, me ha sentado bien. He leído, viajado, rezado y disfrutado de la familia y de la vida, en el mar y en la montaña, en casa y fuera de ella. Respecto a las lecturas de este verano, debo confesar que he leído a un ritmo muy superior al que podía reflejar en este blog a través de las habituales reseñas o comentarios críticos. Siempre me pasa. Por un lado, suelo comprar muchos libros, más de los que luego leo en un periodo de tiempo determinado. Y segundo, leo infinitamente más de lo que después comento, por el esfuerzo que conlleva elaborar cada una de las reseñas, y por prudencia, ya que frecuento estudios o ensayos que, además de no interesar al gran público, pueden producir graves alergias, pues, como dijo Richard Feynman, «el problema no es que la gente carezca de educación. El problema es que las personas están lo suficientemente educadas para «creer» lo que se les ha enseñado, pero no están lo suficientemente educadas para «cuestionar» nada de lo que se les ha enseñado». O dicho con otras palabras, las de Gustave le Bon en Psicología de las masas: «las masas nunca han sentido sed por la verdad. Se alejan de los hechos que no les gustan y adoran los errores que les enamoran. Quien sepa engañarlas será fácilmente su dueño; quien intente desengañarlas será siempre su víctima». En fin... centrémonos ya en las siguientes reseñas y observaciones sobre algunas de mis lecturas de este verano 2022, pues son estas notas, con seguridad, lo que interesará a quienes sean lectores asiduos de La cueva de los libros.
Laurus de Evgeny Vodolazkin: Entre las perlas naturales no cultivables, nacaradas o no, las hay preciosas y extremadamente exóticas. Laurus es como esas piedras insólitas y admirables pero en forma de libro. Cuenta la historia de un místico ruso, de un eremita en busca de su redención tras un error de juicio fatal cometido en su juventud. El genial autor, Evgeny Vodolazkin, presenta en todo su esplendor, por medio de un estilo cautivador y unos cuadros fantásticos, el drama metafísico en el que se desarrolla el misterio de la vida.
El códice de Clara Rosenberg de Magdalena del Amo: Novela atractiva acerca de la cual ya realicé una reseña completa. La historia discurre en el Camino de Santiago. Tiene su interés, porque el escenario es difícilmente superable, pero la protagonista, demasiado resabida, desluce el conjunto.
¡Vivir! de Yu Hua: Una novela maravillosa. Con unos personajes entrañables e inolvidables. Recordaré la triste historia de Fugui y su familia mientras viva.
+Comentario completo de la obra en el siguiente enlace:
El señor de las moscas de William Golding: Relato sencillo pero impactante. Como es sabido, trata sobre unos muchachos que sobreviven en una isla deshabitada a un accidente de avión. En seguida empiezan a organizarse según reglas que les parecen razonables, en algunos casos procedentes de los mayores. Pronto sin embargo la civilización degenera en barbarie. Novela de peso que merece sin duda un comentario aparte.
Hipótesis sobre Verónica de Enrique Álvarez: Rara avis. Una novela corta que deja poso. Cuenta la historia de tres hombres que se ven interesados por el misterioso caso de una joven endemoniada de Santander. La intriga es formidable, sobre todo porque tienen que luchar contra una sociedad escrupulosa que teme más el escándalo y la publicidad del caso que al demonio mismo. La concepción general del autor es pesimista. Pese a todo, volveré a leer esta novela y cuantas ha publicado el bueno de Enrique Álvarez.
La colmena de Camilo José Cela: Hay que concederle unos méritos innegables en relación a la creación de ambientes y de una compleja estructura donde pululan varios cientos de personajes, así como todo lo relativo al uso, o dominio más bien, del lenguaje. Sin embargo, La colmena, según mi facultad de sentir o criterio, es una novela exagerada, aburrida y de mal gusto.
+Comentario completo de la obra en el enlace siguiente:
Siete caballeros de Jean Raspail y Jacques Terpant: Tebeo vistoso y de historia original y rompedora (otros dirán reaccionaria). Una extraña locura se apodera de todos los niños de un reino ficticio, que acto seguido entra en decadencia y se vacía. Con la misión de romper el misterioso hechizo, siete caballeros inician un extraordinario viaje. Merece la pena. Además, el guionista, Jean Raspail, es el mismo autor (o eso creo yo) de la apabullante novela El campamento de los santos o El desembarco. Una obra que impresiona y aterroriza por su actualidad política.
La Ilíada de Homero: Ya obraban en mi poder las ediciones de Gredos, Cátedra y Austral, y un viernes de agosto compré la antigua edición de Akal en la librería más bonita de Alicante: Librería Raíces. Desde luego, La Ilíada es un clásico al que no me canso de volver y sobre el que medito cada vez con más detenimiento.
Hegemonía española de Pío Moa: Un estudio detallado y una reivindicación de los mejores tiempos de España, aquellos que corresponden al llamado Siglo de Oro. Los mismos se describen y analizan con gran rigor, lucidez y amenidad, compaginando la historia política, bélica y económica, con la cultural, espiritual e ideológica.
+Comentario completo de la obra en el siguiente enlace:
La sábana santa de Francisco Ansón: Un trabajo muy recomendable para aproximarse a la reliquia más importante, sorprendente y, sobre todo, auténtica, relacionada con la pasión de Cristo.
Los hermanos Karamázov de Fiodor Dostoievski: Es la obra maestra de Dostoievski en términos absolutos. Dios le permitió acabarla, pues poco después de hacerlo, murió el maestro ruso. En realidad, acabé de leer esta voluminosa obra en el mes de junio. Aún tengo pendiente su recensión, que, Dios mediante, y a pesar de ser un reto, haré pronto.
Los diarios de guerra de Charles A. Lindbergh: Testimonio fundamental para acercarse a la verdad del terrible conflicto que fue la Segunda Guerra Mundial. El autor fue un personaje de gran relevancia, aviador famosísimo que se codeó con las máximas autoridades nacionales e internacionales y se opuso a la participación de su país en la guerra mundial. Contradice en buena medida lo que se ha contado sobre aquel conflicto y denuncia a la administración presidida por Franklin Delano Roosevelt, quien con absoluto descaro manipuló al pueblo norteamericano para que aceptara finalmente entrar en la guerra.
El demonio del mediodía del monje benedictino Jean-Charles Nault: Trabajo inspirado sobre un oscuro y temible mal de nuestro tiempo: la acedia, o lo que es lo mismo, el desprecio o desinterés por los bienes espirituales. Es decir, falta de preocupación por la propia salvación o abandono de la propia vida espiritual, lo que se traduce en tristeza y vacío existencial. Precisamente, a esa atonía interior se refería Nicolás Gómez Dávila como la característica más definitoria del hombre actual, que es la de pegarse un balazo en el alma. En definitiva, librito de alto valor para estudiosos o personas a las que les importa su salud espiritual...
Pues bien, hasta aquí esta breve lista de libros leídos en el verano de 2022 con sus correspondientes notas u observaciones. Por supuesto, no he sumado a la misma otros textos que con frecuencia consulto o releo por motivos espirituales, docentes y de investigación. Tampoco he hecho referencia a los que estoy leyendo en estos momentos y no he acabado todavía (Los cuatro jinetes del Apocalipsis y Vuelta al mundo de un novelista de Vicente Blasco Ibáñez, La torre del orgullo de Barbara Tuchman y El arcoíris invisible de Arthur Firstenberg). En fin, poco a poco y paso a paso iré publicando nuevos comentarios.
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