Dante Alighieri selló su Divina Comedia afirmando que el amor es esa fuerza que mueve al sol y las estrellas, esa fuerza irresistible a la que tiende todo corazón humano, hecho para dar amor y recibirlo. El amor es por tanto la pasión más natural de todas. Lo averigüé hace mucho tiempo y recientemente he vuelto a recordarlo, haciéndome revivir de nuevo y experimentando algo que, en efecto, es profundamente sagrado. Al mismo tiempo he conocido nuevos horizontes humanos, personas desconocidas, y vidas totalmente nuevas. Y en todas ellas he notado nuevamente esa necesidad profunda de amar y ser correspondido. Quizá por todo esto me he decidido a presentar este libro.
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domingo, 30 de septiembre de 2018
domingo, 23 de septiembre de 2018
El papa del mar de Vicente Blasco Ibáñez
A Blasco Ibáñez se le considera un epígono del realismo literario. Es evidente que sus obras son una prolongación de la novela decimonónica, que oscilan entre el naturalismo —aplicado fundamentalmente a los temas eróticos—, y un realismo a la sazón desusado, que acaba derivando en el cuadro de costumbres o en la crítica social. Sus mejores novelas, ciertamente, son las de ambiente valenciano, desarrolladas entre 1894 y 1902. El papa del mar (1925), en cambio, no ha sido nunca incluida en esa categoría, aunque el tercio final de la historia se desarrolla en las tierras de Castellón, siendo vista en cualquier caso más como una novela histórica que como un folletín de sabor regional. Y sin embargo en esta obra de madurez del escritor valenciano palpitan igualmente esos agradables aromas de su tierra, y, por supuesto, la pasión amorosa, uno de tantos temas eternos que Blasco Ibáñez abordó en no pocas de sus obras de manera magistral.
sábado, 15 de septiembre de 2018
Dolmen de Manuel Pimentel
Llevaba tiempo sin leer novela actual, y más tiempo aún sin leer esa clase de ficción sacada de los hornos Nueva Era, con su correspondiente adobo de gnosticismo y ocultismo y su admiración por paganismos orientales y de todo tipo. Con Dolmen hice una excepción porque estoy viajando por la península ibérica tras las huellas del hombre prehispánico. Y es que a mi modo de ver el mayor atractivo de esta novela de suspense es la presentación que hace de la cultura megalítica peninsular (centrada principalmente en Andalucía), tan desconocida como sorprendente.
miércoles, 12 de septiembre de 2018
¿Quiénes fueron los hombres de las cavernas?
¿Quiénes fueron los llamados hombres de las cavernas? ¿Fueron meros primates evolucionados, mitad humanos, mitad simios? ¿Eran, por el contrario, seres totalmente desarrollados, ajenos a los grupos antropoides y sin base orgánica alguna en común con ellos? Semejantes cuestiones siguen despertando vivas controversias entre los miembros de la comunidad científica internacional y el mundo académico, y representan en el fondo dos concepciones opuestas.
En el presente verano, he emprendido diversas excursiones a algunos de los lugares donde aquellos hombres considerados primitivos dejaron sus más expresivas huellas. He visitado sus hogares paleolíticos, para conocer de primera mano tanto las grafías prehistóricas como a los primeros pobladores humanos de la península ibérica. Y he quedado impresionado, en concreto de sus pinturas, ubicadas en cuevas y abrigos naturales.
viernes, 7 de septiembre de 2018
Viaje por España de Eleonora Tennant
Cuando estalló en España la guerra civil del 36, se encontraba por estos lares una peculiar australiana, Eleonora Tennat, una mujer aventurera, altruista y excéntrica que legó sus impresiones de España y de la terrible contienda. En seguida esas experiencias personales aparecieron en forma de libro en Inglaterra. Gracias a esta mujer, y a otras personas de bien como Félix Schlayer (observadores imparciales ambos y ajenos a la génesis de la violencia), empezaron a ser conocidas en el extranjero las fechorías de las izquierdas españolas, su sádica sed de sangre y su eterno vicio de sembrar cizaña.
lunes, 3 de septiembre de 2018
San Francisco de Asís de Hermann Hesse
Decía el pasado 28 de agosto, cuando enjuiciaba la famosa novela de Umberto Eco, El nombre de la rosa, que su autor carecía de grandeza literaria. Su inquina hacia lo religioso y en particular hacia la Iglesia Católica, además de su estilo torpe y pretencioso, suponían defectos considerables que impedían exaltar una obra alabada en exceso. Por el contrario, a Hermann Hess le sobró toda la grandeza que le faltó a Eco (escépticos ambos). Y así lo reflejó en uno de sus más hermosos escritos, dedicado al santo de Asís, una de las figuras más extraordinarias de la historia, y por la que el escritor alemán sintió una profunda admiración.