martes, 24 de diciembre de 2013

Entrevista para 'eldiario.es' acerca de las nuevas tecnologías en las series de televisión

Hace un par de semanas Paula Corroto, periodista de eldiario.es, se puso en contacto conmigo para conocer mi opinión acerca del tratamiento que están dando las series de televisión a las nuevas tecnologías. Estaba preparando un reportaje sobre este tema y solicitó charlar conmigo. Acepté encantado y respondí a unas cuantas preguntas. El reportaje fue publicado ayer, lunes 23 de diciembre de 2013, titulado: ¿Quieres saber que es un drone? Ve series de televisión. La entrevista íntegra que mantuvimos la periodista y yo la publico a continuación.


ENTREVISTA PARA ELDIARIO.ES

En los últimos tiempos varias series norteamericanas han tocado de forma directa el tema de las nuevas tecnologías sin ser series 'tecnológicas' en el sentido de las antiguas series de ciencia-ficción. ¿Qué significado tiene que las nuevas tecnologías formen parte de los argumentos de series que a priori no tienen nada que ver con ellas?

Algunos creadores brillantes de series de televisión se han dado cuenta de los peligros que las nuevas tecnologías traen consigo al extenderse a todos los ámbitos de nuestras vidas, y están alzando su voz. Desde luego, no todo son ventajas con las nuevas tecnologías. Y se puede ilustrar esto con las escenas más comunes y cotidianas. Los móviles, las televisiones, internet… nos abducen, nos alejan a unos de otros, destruyen nuestros vínculos naturales, separan nuestras mentes cada vez más de la realidad. El abuso de las nuevas tecnologías, y su imposición en todos los órdenes de la vida, puede conducirnos a un mundo de pesadillas. Y algunos creadores están poniendo en sus ficciones el acento precisamente en estos aspectos, en las sombras de las nuevas tecnologías, superando con sus historias lo que sería —efectivamente— la ciencia­-ficción.

El tratamiento que se les da, sobre todo en series como The Good Wife o Black Mirror es el del conflicto. La polémica se extiende a temas como las bitcoins, la privacidad de redes como Facebook, o la comercialización de los derechos de autor en la red. ¿Nos dicen estas series que estas tecnologías son 'malas' o es simplemente una alerta de lo que pueden llegar a ser?

Creo que tales propuestas son denuncias evidentes de los frutos que se recogerán si no se impide la aplicación masiva y forzada de las nuevas tecnologías. Como herramientas que son podría decirse que son en sí mismas neutrales, y que dependiendo del uso que se haga de ellas, se deducirían unas consecuencias u otras. Yo tengo una opinión muy negativa de éstas. Y soy muy pesimista con respecto a su aplicación venidera. A pesar de que mis estudios de posgrado están relacionados con ellas. Creo que son armas de doble filo y que, más allá de los beneficios innegables que se están cosechando en campos como el de la medicina, sirven fundamentalmente como instrumentos de control y manipulación de conciencias. Las ideas dominantes fluyen por los canales que ofrecen precisamente las nuevas tecnologías, y son ideas vertidas en el ambiente por quienes ostentan grandes parcelas de poder. Así, las modas, o aquello que hay que comprar, seguir, o creer, viene impuesto. El consumidor sólo da su consentimiento. Y a medias.

Abundando en esta pregunta, antes las series de ciencia-ficción trataban a las nuevas tecnologías como algo que iba a traer progreso, que nos iba a hacer mejor como sociedad. 'Black mirror', sin embargo, señala todo lo contrario. ¿Hemos perdido la fe? 

¿La fe en el progreso? También se ha perdido, por supuesto. Pero el progreso es un cuento chino. Lo importante no es que se avance sin descanso, sino en qué dirección se hace. La fe que de verdad se ha perdido es la fe en Dios, que, creamos o no en Él, existe. Pero estamos demasiado ocupados en esta cultura del entretenimiento global para acordarnos de Él, y de cuál es su voluntad. Vivimos afanados entre mil aparatos, tecnologías banales, evasiones estériles. En cambio, no hemos perdido la fe en los ídolos. Hacemos ídolos de todo. Adoramos a las estrellas de cine, el dinero, nuestro equipo de fútbol, el sexo, los coches de lujo o las joyas, y rendimos culto al cuerpo. Y sin embargo yo no veo que haya mucha gente realmente feliz. No están llenos. Les falta algo. ¿Cómo es posible, me pregunto, si según su lógica, tienen de todo?

¿El hecho de que la cultura popular se haga eco de las tecnologías muestra que estamos ante un cambio de paradigma social?

Estamos viviendo un cambio de era. De eso estoy seguro. Y la nueva no será mejor que la anterior. La cultura popular sólo se hace eco de las novedades y tendencias que imponen las élites (visibles e invisibles) del poder.

A tu juicio, ¿cuáles son las mejores series de televisión que tratan asuntos tecnológicos?

Antes has señalado una que para mí es el máximo exponente de lo que hablamos. Black Mirror. Más que serie propiamente dicha son piezas sueltas, cuya relación precisamente son los diversos escenarios —todos ellos siniestros, por cierto— de un probable futuro irradiado por las nuevas tecnologías. Los episodios más extremos al respecto serían ‘15 millones de méritos’ y ‘Oso blanco’. A mí los que más me gustan en cambio son ‘Tu historia completa’ y ‘Ahora mismo vuelvo’, aquellos que tratan las relaciones humanas más íntimas, pues ambos están protagonizados por parejas que o bien han perdido su humanidad con el abuso de las nuevas tecnologías, o bien descubren que éstas, a las que por otra parte han sacralizado, no pueden sustituir la complejidad y excelsitud de la gran obra de Dios que es el ser humano.

¿Por qué la televisión está más abierta (y lo hace mejor) que el cine a tratar estos temas? Creo que en el cine si ha despuntado una película en este sentido es 'La red social'...

No estoy seguro de que la televisión trate mejor o más abiertamente estos temas que el cine. Hollywood por ejemplo ha dado obras como ‘Matrix’, ‘La naranja mecánica’ o, más recientemente, ‘Origen’ de Christopher Nolan; si bien es cierto que estas cintas no se refieren a las nuevas tecnologías de las que venimos hablando (como soportes físicos relacionados con la comunicación y el ocio), sino a tecnologías relacionadas con la programación mental. Y lo vienen haciendo desde hace mucho tiempo. También es verdad que la influencia que tienen las nuevas tecnologías en el mundo actual, las relacionadas esta vez sí con el entretenimiento y la comunicación, están siendo en estos momentos objeto de las series de televisión. ‘La red social’ efectivamente es una excepción en este sentido. David Fincher es un director fascinante. Y a mí ‘La red social’ me encanta. Nuevamente vemos aquí la historia de un personaje con todo a su favor, multimillonario, con miles de “amigos” virtuales, en una fiesta detrás de otra, con chicas guapas siguiendo el rastro de su dinero, y sin embargo infeliz. Y hoy, sin embargo, no hay casi nadie que no esté conectado a su invento. ¿Pero nos ha servido para ser más felices? ¿Somos más humanos por tener cuenta de Facebook? ¿Nos hace mejores? ¿Usamos la tecnología para nuestros fines, o nos usa ella para los fines de otros?

Por último, los espectadores de estas series ya no sólo geekers, sino que el espectro de la audiencia se ha abierto bastante. ¿Somos todos cada vez un poquito más cyborgs (aunque lo rechacemos)?

Las nuevas tecnologías se están popularizando porque nadie quiere quedarse fuera del grupo, todo el mundo aspira a estar en la onda. Además, a esa inmensa mayoría no le gusta nada que le digan que son vistos por las élites como su rebaño. Les ofende, aunque luego les falta tiempo para estar a la última, es decir, para adherirse o consumir lo que aquellos que los van a tener entretenidos con cosas que no importan les proponen. Sí, como ves, cada vez somos un poco más cíborgs. Ese es el plan.

Entonces, si ese es el plan, ¿qué consecuencias puede tener?

Si lo que series como Black Mirror muestran tiene mañana su paralelo real, lo que veremos es una humanidad esclava. Una servidumbre voluntaria. El hombre del futuro, progresivamente deshumanizado, consumirá su último aliento encadenado a las nuevas tecnologías, que acabarán por alimentarlo de ocio y de los mundos de ficción que les servirán sus programadores, sus amos. Al principio te decía que hemos entrado en una nueva era, quizá señalada con la caída de las Torres Gemelas. Pues bien, la difusión de las nuevas tecnologías y su entrada en nuestras vidas —habrá que discutir si con violencia del todo consentida—, es una forma de iniciarnos para lo que nos espera. Y este escenario es una de sus múltiples caras. Lo llaman Nuevo Orden Mundial.

O quizá todo esto no sea más que una paranoia. Pero me pregunto cuánto tardaremos en llevar todos un microchip, y en realizar todas nuestras operaciones comerciales y administrativas a partir de él, siendo controlados y monitorizados como buenos esclavos. 

Gracias. 

No hay de qué.

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