miércoles, 24 de marzo de 2021

El mito de Cortés de Iván Vélez

Durante muchos años viví en una calle llamada Hernán Cortés. Y nací exactamente 500 años después de que lo hiciera el gran conquistador español. 

A pesar de dichas concomitancias, mi interés por la figura del extremeño se despertó, no a deshora, pero sí tardíamente, cuando ya me había aprendido al dedillo las hazañas de Julio César y Alejandro Magno. Lo cierto es que Hernán Cortés es hoy por hoy un personaje muy desconocido en España, su país de origen. Lo cual hace que me pregunte a qué es debido. Y la razón principal que encuentro es que la imagen de Cortés ha sufrido, a lo largo de los últimos siglos, una enconada campaña de desacreditación, pasando de ser considerado un héroe universal a un icono de la leyenda negra. 

El propósito de Iván Vélez con este libro publicado en 2016, El mito de Cortés, es precisamente explicar esa mudanza sobre el dictamen del gran conquistador español.

Dividido en tres partes, dicho ensayo presenta al comienzo del mismo las crónicas o fuentes contemporáneas del personaje en cuestión. Los apuntes al natural que llama el autor. También se detiene describiendo el ajetreado proceso que siguieron las reliquias de Cortés, esto es, sus restos mortales, hasta reposar en Nueva España, actualmente México. En la segunda parte, Iván Vélez muestra la evolución de la imagen de Cortés a lo largo de los siglos. Y en la tercera, desmonta algunos mitos cortesianos, como el de su crueldad con los indígenas o el de ser poco más que una especie de bandido, equiparando finalmente al conquistador español con los grandes generales de antaño, principalmente Julio César y Alejandro Magno; a los cuales es posible comparar, según el autor, por su genio militar y su ánimo civilizatorio.

Pero curiosamente, ni Alejandro ni César son objeto hoy de libelos ideológicos o de cualquier otra clase de propaganda denigratoria. Quizá porque la grandeza de Cortés tiene que ver, más que con sus brillantes hechos de armas, con su españolidad y su fe cristiana, y con la gloria que otorgó a España la evangelización del continente americano, cristalizando en la asombrosa pax hispánica.

Respecto a su españolidad, el de Medellín, dice el autor, «no introduce distinciones entre castellanos, extremeños o vizcaínos en sus Cartas de relación, dándoles a todos el denominador común de españoles.

Hernán Cortés será el símbolo de España, lo que le acarreará el odio de muchos de los cultivadores de la Leyenda Negra».

Aparte de esto, la mayor acusación lanzada contra el conquistador español es la de haber maltratado e incluso aniquilado a las poblaciones indígenas. Pero las falacias contra Cortés son refutadas fácilmente por Iván Vélez en su estudio. En primera instancia, el derecho internacional, y por tanto el desarrollo de los derechos humanos, debe mucho a Cortés y a la monarquía católica de Isabel, Fernando, y su nieto Carlos V, así como a los teólogos de la Escuela de Salamanca y al mismo Cisneros. Por otro lado, «la situación que se vivía en estos vastos territorios distaba mucho de estar marcada por la armonía entre pueblos». Es más, «Cortés estableció una hábil política de alianzas con los pueblos dominados por los mexicas», por lo que no existieron dos bloques monolíticos y antagónicos, ni se puede inferir a partir de los hechos que se diera un maltrato generalizado a los indios. En cualquier caso, la clave para interpretar correctamente dicho asunto es atender a las costumbres bárbaras de los pueblos que se pretende abanderar, y que desmienten la «imagen idílica con la que a menudo se presentan los pueblos a los que el de Medellín sometió». Dichos hábitos incluyen los sacrificios humanos y el canibalismo. 

Naturalmente, la comparación entre la cultura vencida y la vencedora, resulta significativa y demoledora.

Como conclusión, el autor asegura que la «luminosidad del mito de Cortés vendrá dada por haber sido el fundador de una sociedad integrada en un imperio universal de aliento civilizador capaz de erradicar prácticas propias de la barbarie (...) Por otro lado, Cortés también puede ser visto (...) como un héroe que podremos insertar no sólo en la larga lista de conquistadores españoles, sino en la restringida nómina de héroes universales junto a figuras como Alejandro Magno o César, dado su talento militar y político, desplegado a una escala similar a la de tan distinguidos personajes».

En fin, El mito de Cortés demuestra suficientemente que Hernán Cortés, frente a los ingentes esfuerzos hechos por sus detractores para desacreditar su imagen y su obra, al igual que la de España, fue una figura históricamente luminosa, es decir, positiva para la humanidad.

Me permito recomendar, finalmente, la novela de Rafael García Serrano, Cuando los dioses nacían en Extremadura, que, a pesar de contar con un título significativo, recrea la vida de Cortés y hace verdadero honor a sus grandes gestas militares y civilizatorias.

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