jueves, 15 de marzo de 2012

El viejo y el mar de Ernest Hemingway

El viejo y el mar es la mejor obra de Ernest Hemingway (1899-1961). Galardonada con el premio Pulitzer en 1953, un año después su autor recibiría el Nobel de Literatura. A pesar de que en mi opinión es un autor sobrevalorado, y que su mejor producción son los cuentos, algunas de sus novelas también son notables. Como por ejemplo, Adiós a las armas y Por quién doblan las campanas. Sin embargo, con esta obra, El viejo y el mar, más próxima en su estructura a un relato que a una novela, Hemingway escribió, sin ninguna duda, una verdadera obra maestra.


        Con prosa sencilla y vital, Hemingway narra la historia de un viejo pescador cubano que se enfrenta, después de repetidos fracasos, con el desafío de su vida: capturar un pez gigantesco que ha mordido el anzuelo, y con el que mantiene una batalla sin tregua que va más allá de los límites de la pasión por la pesca. El relato pronto se convierte en una lucha de superación admirable y despiadada entre el hombre y la naturaleza. Los ecos de Moby Dick de Melville son evidentes. 

        Lo cierto es que el desarrollo de El viejo y el mar (1952) va cobrando fuerza y despierta el interés y la admiración del lector, que, sorprendido, se ve envuelto por la magia de un relato genial. Sufrimos con la pelea titánica de Santiago (pues así se llama el viejo pescador) y su inquebrantable voluntad de resistencia. Hemigway es capaz de transportarnos en medio del mar, acompañando en el bote a Santiago, ya que el chico que suele hacerlo (Manolín) no ha salido esta vez con él. El pescador vive momentos de flaqueza, y echa de menos al muchacho. Me llama la atención la sensibilidad de Hemingway para plasmar la necesidad que sentimos de compartir con alguien lo que nos hace sentirnos orgullosos y felices. Santiago desea con todas sus fuerzas que el muchacho hubiera podido contemplar su hazaña.

        Desgraciadamente, Manolín se perderá la fiera y heroica batalla. Y es que hay batallas en las que los dos rivales ganan, precisamente por la noble resistencia que presentan. La derrota sufrida y peleada al límite tiene un barniz de victoria. Podemos ver en varios pasajes la férrea determinación del viejo en capturar a su presa:
«Jamás he visto ni he oído hablar de un pez así. Pero tengo que matarlo. Me alegro de que no tengamos que tratar de matar a las estrellas». (p. 101)

        Finalmente, propondría a todos los colegios e institutos españoles leer El viejo y el mar de Ernest Hemingway. Pero dudo mucho que los alumnos entendieran algo pese a su sencillez narrativa, ya que están acostumbrados a un mundo educativo relajado y mediocre, decadente, y en manos de nuevas generaciones de maestros y profesores que se conocen de memoria los bares de los municipios en los que trabajan pero que no han leído ni 150 páginas del mejor Hemingway.


FICHA
Título: El viejo y el mar
Autor: Ernest Hemingway
Editorial: Debolsillo
Otros: Barcelona, 2010 (5ª edición), 160 páginas
Precio: 7,95 €

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