A pesar de algunas manifestaciones ideológicas que no comparto en absoluto, esta novela me ha parecido una gran historia. Lo que propone Don Winslow en El poder del perro es un relato potente y actual sobre la guerra contra el narcotráfico, destacando la espiral destructiva que toda guerra de aniquilación provoca. Pues bien, entre los agentes que alimentan esta vorágine, el autor dirige el foco especialmente sobre los medios igual de brutales y dañinos que usan para combartir a los narcos los gobiernos democráticos. El mensaje último, por tanto, es medianamente evidente: tan terroristas son los gobiernos democráticos como las mafias que trafican con drogas y siembran la muerte allá donde extienden sus tentáculos. Para ilustrarlo, Don Winslow mueve a sus personajes por Estados Unidos y Méjico, siendo el eje dramático de esta historia la extensa frontera que relaciona y separa a estos dos países. Una herida con leyes propias, las del soborno, la intimidación y la violencia.