jueves, 15 de marzo de 2012

Coriolano de William Shakespeare

Coriolano es una obra deliciosa. Impresa por primera vez en 1623, el genio inglés William Shakespeare la compondría alrededor de 1608-1609. Forma parte de las llamadas Obras Romanas, entre las que destacan algunas de las tragedias más conocidas del dramaturgo como Julio César y Antonio y Cleopatra. Por su actualidad política y su impronta moral, Coriolano no tiene desperdicio. Su héroe, Cayo Marcio (Coriolano), es de una personalidad enorme. Pero su fondo político, tan sabiamente expuesto como profundamente complejo, indica la viva riqueza de esta joya compuesta por una de las mentes más fascinantes de la literatura universal.


        Shakespeare aprovechó para dramatizar esta crónica violenta y dura la vida de un personaje histórico recogida por Plutarco en Vidas Paralelas. Hablamos de Cayo Marcio, apodado Coriolano después de tomar la ciudad de Corioles. El escritor inglés creó con Coriolano una tragedia ambientada en la antigua Roma, y enseñó el eterno conflicto entre patricios y plebeyos, ricos y pobres, mientras el pueblo romano debía defenderse de la amenaza exterior de un pueblo invasor: los volscos.

ARGUMENTO

Acto 1.
        Shakespeare plantea el problema. Roma se encuentra a punto de sufrir una revuelta iniciada por la plebe hambrienta, que reclama sus derechos y poder comer. Pero se paraliza el conflicto interior tan pronto se conoce la amenaza exterior de los volscos. Cayo Marcio parte a la guerra junto a otros dos generales romanos: Cominio y Tito Larcio. Cayo Marcio vencerá a Aufidio, su principal enemigo y jefe del ejército volsco, y tomará Corioles. A partir de esta gesta militar, el héroe romano recibirá el sobrenombre de Coriolano y regresará a Roma triunfante.

Acto 2.
        De regreso a Roma, Cayo Marcio Coriolano es propuesto como cónsul, pero a útlima hora la plebe le niega el voto que le habían prometido manipulados por los tribunos Sicinio y Bruto. Hay que destacar el comportamiento miserable de los tribunos, preocupados únicamente de sus privilegios colectivos y no del bien común. A mi mente acudía presto el paralelismo con los sindicatos políticos españoles.

Acto 3.
        Con este cambio de postura, el pueblo encoleriza a su héroe y salvador, y Coriolano les echa en cara su carárter de rebaño. Shakespeare pone de manifiesto la volubilidad del populacho y cómo éste está descabezado sin un líder o un gobierno que los oriente. La ingratitud de la plebe vuelve ciego de ira a Coriolano que les injuria gravemente y es desterrado.

        Con estas palabras durísimas, Coriolano muestra su desprecio por la plebe (3, I, 68-77): 
A mis más nobles amigos, suplico perdón;
en cuanto a la chusma maloliente y veleidosa,
que se vean reflejados en mí, pues no soy 
espejo adulador que les engañe. Lo volveré a decir,

tratándolos así, estamos cultivando la ruina del Senado,

la cizaña de la sedición, la revuelta y la insolencia

que nosotros mismos hemos labrado, sembrado y esparcido

al dejar que se nos acerquen, a nosotros, los nobles y elegidos,

que sólo carecemos de aquella virtud y autoridad

que hemos otorgado a los mendigos.


        Coriolano anticipa lo que se le viene encima a Roma por su falta de memoria hacia sus héroes: «Nunca os abandone / el poder que os permite desterrar a vuestros defensores» (3, III, 130-131).

Acto 4.
        La crueldad y envidida del pueblo mueven a Coriolano a la venganza. A pesar de ser un personaje semi-divino, estandarte de su patria, acude a su eterno rival, Aufidio, y le propone una alianza contra Roma. El Senado volsco acepta el ofrecimiento, pues el objeto principal de este pueblo es acabar con Roma. Se intuye ya el final trágico de Coriolano, que se sitúa entre la espada y la pared.

Acto 5.
        Finalmente, después de haber regado con sangre romana las tierras latinas a su paso, Coriolano se detiene ante las murallas de Roma. Los ruegos de su amigo Menenio no minan su voluntad, pero las súplicas de su madre Volumnia y las de su esposa Virgilia sí. Las acertadas palabras de la madre, que se pregunta cómo es posible rezar por la salvación de la patria y a la vez por la victoria de su hijo, conmueven al héroe, y éste busca el acuerdo de ambos pueblos. Sin embargo, Coriolano es asesinado por los volscos a su regreso a Corioles por su negativa a entrar en Roma cuando iba a proponerles un acuerdo de paz. Se cierra así el círculo trágico del héroe, que ha vuelvo a salvar a su patria dando su vida, y se pone de manifiesto la actitud miserable de la plebe de Corioles. Como vemos, igual en sus bajezas y pasiones que la de Roma.

        Coriolano, insisto, como he precisado al principio del comentario, es una obra deliciosa pero trazada con pluma de genio; y por eso es actual, en lo que se refiere a los sentimientos humanos, y pronfundamente compleja en los asuntos políticos y morales que trata. Una de las mejores maravillas, a mi juicio, de William Shakespeare.


Obras de Shakespeare comentadas en La Cueva


FICHA
Título: Coriolano
Autor: Shakespeare
Editorial: Cátedra
Otros: Madrid, 2003, 598 páginas
Precio: 12,5

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