lunes, 18 de julio de 2011

El hereje de Miguel Delibes

¡Nota!: Diez años después de hacer esta crítica, mi valoración es muy otra. Por entonces era demasiado joven, y me faltaban muchas lecturas. En realidad, el hereje supone un baldón, otro más, a la admirable historia de España, dando pábulo a la leyenda negra española. Son los peligros que corre el lector inexperto cuando se echa en brazos de una determinada obra sin el debido conocimiento histórico y sin la suficiente formación religiosa (25 de abril de 2020).

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El hereje fue la última y la mejor novela de Miguel Delibes. Publicada en 1998, en el ocaso del siglo XX, se puede considerar sin ningún género de dudas una de las mejores novelas españolas del siglo XX. Delibes, con su brillante prosa, creó una obra estructuralmente perfecta, técnicamente al alcance de unos pocos privilegiados, y narrativamente rebosante de espiritualidad. En una obra de estas dimensiones, en la que se describe cómo se desarrolló el protestantismo en España y a su vez cómo fue erradicado por la Inquisición, la misma dice mucho más de lo que había propuesto transmitir el propio escritor.

      El hereje se divide en tres partes, además de un preludio en el que conocemos a Cipriano Salcedo, el hereje, que regresa por mar de Alemania, donde había viajado para informarse personalmente de la situación por la que atravesaba la Reforma en el país de Lutero. En esta introducción además de presentar al protagonista, Miguel Delibes realiza una refrescante discusión teológica entre varios miembros de la tripulación de la nave que exigirá al lector unos conocimientos básicos tanto históricos como doctrinales de aquella tormentosa pero esperanzadora época de inicios del siglo XVI.

      En la primera parte (Los primeros años) el relato nos da a conocer a los padres de Cipriano, don Bernardo y doña Catalina. La pareja había decidido arraigar su vida en Valladolid, donde la Corte de había instalado en 1517 ofreciendo un nuevo universo de posibilidades para la villa. El 31 de octubre de 1517, la misma fecha en la que Lutero fijaba sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg provocando el cisma de la Iglesia Romana de Occidente, nacía el pequeño Cipriano. El día del alumbramiento no podía ser más significativo y anunciará la trayectoria vital de Cipriano. Sin embargo, no fue una fecha feliz para la pareja pues la madre no sobrevivió al parto y el padre en consecuencia rechazó sentimentalmente al hijo culpándolo por la muerte de su esposa, lo que producirá una relación hostil y fría entre el pequeño y su padre. Por suerte, Cipriano encontrará en su nodriza Minervina el amor de madre que necesitaba y la protección suficiente hasta llegar a la juventud. Andando el tiempo, Cipriano ingresará en el colegio Hospital de Niños Expósitos para recibir la doctrina, dando de esta manera los primeros pasos de lo que será su vida: una iniciación religiosa. Porque si alguno es el tema principal de El hereje, por encima del fresco social que dibuja Delibes, es el proceso de conversión de Cipriano. Finalmente, la primera parte termina con la muerte de don Bernardo por un brote de peste que asola la villa de Valladolid.

      En la segunda parte (La herejía), Cipriano se convierte en doctor en leyes, siendo su tío Ignacio su tutor; prosperará enormemente haciéndose cargo del negocio de su padre y se casará con Teodomira. Su difícil matrimonio y la muerte de su mujer acercarán a Cipriano a Dios y abrazará con más fuerza la nueva fe reformada. Es esta segunda parte de El hereje donde Cipriano acude a conventículos y desarrolla actividades clandestinas de la nueva confesión religiosa, difundida poco a poco por la Península. En estas reuniones fraternales estrechará su amistad con el doctor Cazalla y Carlos de Seso, entre otros personajes que participan de la nueva fe y en las reuniones. Sin embargo, la sombra del Santo Oficio les acecha constantemente, pues la Inquisición perseguía sin descanso a los herejes que trataban de pervertir la única interpretación válida de la vida de Cristo, la de la Iglesia Católica.

      Así pues, en la tercera y última parte de El hereje (Auto de fe), con Cipriano de vuelta de Alemania, se produce la denuncia de un compañero y el grupo es desmantelado y sus miembros arrestados. Cipriano será condenado a muerte, en la hoguera, al no retractarse de su fe reformada, lo que equivalía a ser considerado un hereje. Previamente, el inquisidor encargado del interrogatorio ruega a Cipriano que salve su alma y se arrepienta, pero la respuesta de Cipriano no puede ser más humana, sin desviarse un ápice de su fe en Jesús:

«Vuesa eminencia y un servidor buscamos a un mismo Dios por distintos caminos pero en toda interpretación humana del hecho religioso supongo que se cometen errores».[1]

    Finalmente, Miguel Delibes noveló con maestría un paisaje de la historia del cristianismo en un momento en el que la luz parecía abrirse paso entre las abismales tinieblas. Y lo hizo con un conocimiento profundo de lo que hablaba, citando libros como el Enquiridion de Erasmo de Rotterdam, La libertad del cristiano de Lutero, el Diálogo de las cosas acaecidas en Roma de Alfonso de Valdés o El beneficio de Cristo. De esta manera, El hereje es una novela fuertemente espiritual, que describe muy exactamente la situación espiritual de la época, cómo prende el protestantismo en España y como es combatido y extirpado por el Santo Oficio y, sobre todo, ilustra magníficamente las palabras del Papa Juan Pablo II a los cardenales en 1994 con las que Miguel Delibes presenta su más excelente novela:

«¿Cómo callar tantas formas de violencia perpetradas también en nombre de la fe? Guerras de religión, tribunales de la Inquisición y otras formas de violación de los derechos de las personas… Es preciso que la Iglesia, de acuerdo con el Concilio Vaticano II, revise por propia iniciativa los aspectos oscuros de su historia, valorándolos a la luz de los principios del Evangelio».

¡Nota!: Diez años después de hacer esta crítica, mi valoración es muy otra. Por entonces era demasiado joven, y me faltaban muchas lecturas. En realidad, el hereje supone un baldón, otro más, a la admirable historia de España, dando pábulo a la leyenda negra española. Son los peligros que corre el lector inexperto cuando se echa en brazos de una determinada obra sin el debido conocimiento histórico y sin la suficiente formación religiosa (25 de abril de 2020).

FICHA

Título: El hereje
Autor: Miguel Delibes
Editorial: Destino
Otros: Barcelona, 2004, 504 páginas
Precio: 19 €


[1] p. 440.

1 comentario:

  1. Efectivamente una novela negrolegendaria como tantas abundan en este país. Desde el Quijote, toda la picaresca del XVII, los Episodios Nacionales, Delibes, Sánchez Ferlosio hasta llegar a Almudena Grandes. Si la Inquisición en este pais en lugar de ser tan racional y tolerante hubiera actuado como Dios manda, todos esos escritorzuelos quizá habrian seguido dándole a la pluma, pero al menos entre rejas.

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