jueves, 25 de febrero de 2021

El psicópata de Vicente Garrido

En el año 2000, último del siglo XX, fue publicado el primer libro escrito en lengua española en tratar la personalidad psicopática y su huella e impacto en la sociedad contemporánea occidental. Dicho libro, que guardo en mi biblioteca desde el año 2005, consta de 306 páginas numeradas y debe su existencia a Vicente Garrido, profesor titular de la Universidad de Valencia y autoridad en el campo de la psicología criminal.

El psicópata fue un absoluto éxito de ventas y supuso una novedad total en España, aunque en los Estados Unidos, expertos como Harvey Cleckley y Robet Hare, habían estudiado el trastorno psicopático desde al menos la década de los treinta del siglo XX. La curiosidad que despertó el presente libro se debía a que acercaba al lector español una realidad desconocida, la de los psicópatas, personas que «encarnan las peores pesadillas» y representan «la metáfora del mal».


Para Garrido, conocer cómo son las personas afectadas por este mal, puede ayudar a prevenirse de ellos.


El autor afirma en este célebre estudio que «muchos de los comportamientos que actualmente son calificados de «incomprensibles» son obra de psicópatas». Para el experto criminólogo, los psicópatas son personas camaleónicas, esto es, persona que poseen «una especial habilidad para cambiar de actitud, adaptando en cada caso la más ventajosa». Son seres que están especialmente dotados «para desoír las necesidades de los demás» y constituyen, según Garrido, «uno de los desafíos que tiene la humanidad en el siglo XXI». 


Entre nosotros, asegura el profesor de la Universidad de Valencia, hay numerosos psicópatas, y su número va en aumento. Si bien los más peligrosos son los llamados psicópatas criminales, hay otros integrados en la sociedad que no necesitan delinquir para aprovecharse de las circunstancias y para, llegado el caso, convertir la vida de quienes le rodean en un infierno.


De los nueve capítulos en que se divide este ensayo, los más interesantes, a mi modo de ver, son los tres primeros. El segundo y el tercero versan, respectivamente, sobre las características del psicópata y sobre el origen y el desarrollo de dicho trastorno psicológico. Empezando por el final; en cuanto a la etiología de la psicopatía, hay que decir que se desconocen las causas, pero que ésta ha existido siempre, siendo, eso sí, favorecida o inhibida por la cultura o por el ambiente de cada época.


Respecto a los rasgos de la personalidad psicopática y el estilo de vida de los psicópatas, estos poseen, dentro del área personal y emocional, una gran locuacidad y encanto personal; suelen ser egocéntricos y tener un grandioso sentido de la propia valía; son también mentirosos y manipuladores; carecen de sentimiento de culpa o remordimientos; les falta empatía, y son emocionalmente superficiales. Los aspectos de su estilo de vida que les caracterizan son un deseo permanente de alcanzar satisfacciones inmediatas, un deficiente control de la conducta, necesidad de excitación continuada, ausencia de responsabilidad, problemas precoces de conducta y conducta antisocial adulta. 


Como se ve, la psicopatía es un desorden que afecta al comportamiento ético. Para Vicente Garrido, en definitiva, «el camaleón representa la sociedad hedónica, sin ataduras ni responsabilidad, cuyas metas acaban y empiezan en el beneficio personal». De acuerdo con esto, la cultura actual es un caldo de cultivo idóneo para el fomento de la psicopatía. Lo que da pie a señalar la principal tesis de este libro, que no es otra que una cultura psicopática engendra psicópatas, o dicho más técnicamente: «La psicopatía es una condición individual que puede alimentarse mediante estructuras sociales, culturales y políticas».


En este sentido, en el quinto capítulo, Garrido analiza la relación del arte y la psicopatía, expresada a través de la literatura y, sobre todo, de las películas. Y es que un ciego vería a estas alturas que los programas de televisión, las series, las películas y los libros, cada vez ofrecen contenidos más embrutecedores e insanos. Por otro lado, la política y los medios de comunicación están infestados de personas sin escrúpulos, cada vez más degradadas e inmorales, incapaces de sonrojarse, y para las cuales cualquier medio es lícito para conseguir sus fines.


La solución que propone Vicente Garrido en el epílogo de este libro es recuperar la ley y la moralidad. 


La cuestión es qué leyes y qué valores morales hay que recuperar. El problema es cuando no se comparte el mismo código ético, y lo que está bien para ti, para mí no lo está. Por eso creo que Garrido se equivoca al decir que lo opuesto a la psicopatía es el altruismo. No. Lo opuesto es la caridad cristiana. Y no puede haber ley estable que esté sustentada en los acuerdos o consensos humanos, que son siempre inconstantes, sino en la ley natural, y por tanto en los valores eternos del hombre. 


Como dije en mi estudio El psicópata y sus demonios, el extremo opuesto del psicópata es el santo. Aquél representa el mal en grado sumo, éste la bondad. Uno demuestra las delicias del cielo, el otro los horrores del infierno. Uno equivale a la humanidad salvada, y el otro a la humanidad condenada. La mentira frente a la verdad. El beneficio propio frente al bien común. 


En suma, creo que es evidente para todos, a raíz de lo expone este libro de Vicente Garrido y del ambiente envilecido actual, que esta sociedad presenta unos caracteres preocupantemente psicopáticos, estando ya casi todo patas arriba, vuelto del revés.


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