miércoles, 18 de noviembre de 2020

Las crónicas de Narnia (I): El león, la bruja y el armario de C. S. Lewis

Clive Staples Lewis es un referente inexcusable de la narrativa fantástica, y uno de los grandes escritores en lengua inglesa de literatura infantil y juvenil. Fue crítico literario, novelista, ensayista, académico y buen amigo de Tolkien, con el que además compartió creencias religiosas y una gran afición por la mitología nórdica. Junto a otros académicos y escritores, apasionados igualmente por la literatura, formaron un cenáculo literario asociado a la prestigiosa Universidad de Oxford llamado Inklings

Las Crónicas de Narnia, obra que le reputó fama mundial, y que en apariencia es un épico cuento de hadas, es en realidad una salutífera alegoría cristiana que plantea el universal tema de la lucha entre el bien y el mal.

El primero de los relatos de esta saga literaria, según el orden de publicación, es El león, la bruja y el armario (1950). Esta bella historia comienza contando lo que les sucede a cuatro niños llamados Peter, Susan, Edmund y Lucy, cuando en plena Segunda Guerra Mundial son enviados al interior de la campiña inglesa para huir de los bombardeos que, enmarcados en la Batalla de Inglaterra y aplicados por la Luftwaffe, arrecian sobre Londres. 

Allí les acoge un profesor sapientísimo que vive soltero con un ama de llaves y tres sirvientas, y que en más de una ocasión se lamenta de lo que les enseñan a los niños en las escuelas. La vivienda del profesor es una enorme mansión que permite a los chicos olvidar los rigores de la guerra y jugar a juegos como el escondite. Una vez en la casa, descubren que uno de los armarios es una puerta de acceso a un misterioso mundo poblado por criaturas mitológicas. Sin embargo, ese mundo mágico está condenado a un invierno eterno debido al hechizo de la perversa Bruja Blanca. Finalmente, con la ayuda de Aslan, los hermanos se ven envueltos en una guerra de gran resonancia para deshacer la maldición y restaurar el orden inicial. 

El simbolismo más evidente ya ha sido destacado suficientemente: las tentaciones de Edmund, el judas que traiciona a sus hermanos, pero que más exactamente representa a todo hombre pecador; la identificación de la Bruja Blanca con Satanás, que envidia y odia al linaje humano; el sacrificio de Aslan (figura de Cristo) en la Mesa de Piedra, es decir, en un altar, donde de manera incruenta se ofrece el mismo Jesucristo cada día a través de las especies de pan y vino, y que remite al pecado original. Los humanos, llamados hijos de Adán e hijas de Eva. El frío invierno como símil del pecado y de las consecuencias del mal en el alma. La existencia de profecías, etc.

No se ha señalado en cambio, o no se ha hecho el suficiente hincapié en estas semejanzas, el hecho de que Lucy, la menor del grupo, la más inocente y en consecuencia la más pura, entre primero en el reino mágico de Narnia, que puede entenderse como el mundo invisible de la fe. Tampoco se ha reparado en el hecho de que el hermano mayor se llame Peter (Pedro), pues es él, como San Pedro, el que toma la palabra y se presenta a Aslan. Además, Aslan le otorga varios sobrenombres (Pesadilla de los Lobos y Peter el Magnífico), y, sobre todo, le promete el trono de Cair Paravel, pues Peter está destinado a ser el Sumo Monarca, lo cual evoca inevitablemente al Sumo Pontífice de Roma. El propio pabellón o campamento de Aslan parece la consumación de la profecía de Isaías 11, 6, que alude a la convivencia de animales naturalmente irreconciliables, como el lobo y el cordero, el leopardo y el cabrito, el ternero y el león. Las armas que Papá Noel entrega a los niños (escudo y espada, arco, aljaba y flechas, pequeña daga) aluden a las armas espirituales del cristiano. Por otro lado, la pasión de Aslan contiene numerosas escenas propias de la pasión de Cristo: las burlas y torturas, el expolio de las vestiduras (en el caso de Aslan le afeitan la melena), su sacrificio, la compañía de las mujeres y el tema de la Piedad (Susan y Lucy siguen de cerca a Aslan y lo acompañan hasta el último momento), etc. Muy interesante también es que los chicos no son los que derrotan a la Bruja Blanca, ni tan siquiera Peter, sino Aslan, pues la gloria de la derrota definitiva del mal le corresponde a Jesucristo. Abundando en los símiles, la mesa se rompe en dos pedazos, como se rasga la cortina del Templo o se abren las rocas del Calvario. Lucy es la María Magdalena que ve en primer lugar a Aslan resucitado. Y éste, antes de su pasión, le pide a los hermanos que perdonen a un Edmund arrepentido: «no tenéis por qué hablar con él sobre algo ya pasado». Que recuerda mucho a las palabras de Cristo a la mujer adúltera: «Vete y no peques más».

Por supuesto, el capítulo catorce, titulado El triunfo de la bruja, se refiere al triunfo momentáneo del diablo cuando Jesús es llevado por sus siervos al martirio de la cruz. Pero en el dieciséis, las estatuas despiertan de su letargo, como los muertos resucitaron tras la grandiosa resurrección de Jesús. Asimismo, el Emperador de Allende los Mares es obviamente Dios Padre, el Creador, cuya Magia Más Insondable de antes de los albores del tiempo, remite a sus misterios inefables, inabarcables para cualquier simple mortal.

En fin, el simbolismo de Las Crónicas de Narnia es más o menos evidente para quien tiene conocimientos teológicos. Desde luego, sorprende el hecho de que C. S. Lewis emplee algunas alusiones que son más propias del catolicismo que de las iglesias cismáticas protestantes, como la referencia a San Pedro y otras, siendo la más notable de todas la que se refiere al pecado original, misterio teológico disfrazado con la expresión «magia insondable» y que supone el verdadero quid del drama del hombre y de su pertenencia al diablo.

La Bruja Blanca lo expresa con las siguientes palabras: «Sabes que todo traidor me pertenece como presa legítima y que por cada traición tengo derecho a una víctima [...] esa criatura humana es mía. Su vida ha pasado a mi poder. Su sangre me pertenece». Por tanto, para que los hombres fueran devueltos a su legítimo propietario, esto es, Dios, el mismo Dios tuvo que asumir un precio muy elevado.

Desde aquel tropiezo en los albores de los tiempos, la humanidad ha estado en guerra, y la guerra, como ocurre en la más famosa obra de C. S. Lewis, seguirá siendo una realidad secular hasta que, como Aslan, regrese el que prometió volver sobre una nube con gran poder y gloria (Lc. 21, 27). Lo cual significa que hay que tomar partido. O por la verdad y el Rey de los Cielos, o por la mentira y su padre perverso. Mientras tanto, los que confían en Dios saben que Dios pelea por ellos (Ex. 14, 14), como Aslan pelea por Peter, Susan, Lucy y Edmund.

Finalmente, creo que merece la pena hacer un par de observaciones. En primer lugar, sobre la magnífica adaptación cinematográfica de esta primera novela, que está a la altura de la misma incluso en algunos puntos por encima. En segundo lugar, sobre las sorprendentes palabras de Lewis consignadas en su dedicatoria, pues ciertamente para leer historias tan hermosas como El león, la bruja y el armario, en apariencia infantiles, hay que ser un niño, o «lo bastante mayor para volver a leer cuentos de hadas»

18 comentarios:

  1. ¿Qué papel tiene Tumnus en la película?

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    1. Tumnus, David, es un personaje muy importante en esta historia. Representa a todo converso. Al principio, como sabes, Tumnus sirve a la Bruja Blanca, es decir, forma parte de la facción de Satanás y sus obras corresponden al bando al que pertenece (cuando conoce a Lucy, tiene intención de secuestrarla). Sin embargo, recapacita, se arrepiente de su decisión y finalmente acaba confesando a Aslan como Señor, y después sirviéndolo.

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  2. Esta muy bien la verdad, hay muchos detalles en los que no me había fijado sin embargo aquí te los muestra.Me a gustado mucho, aun que me ha costado leer con tanto texto pero aun así ha estado muy bien.

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  3. Me ha encantado, gracias.

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  4. Luis, si Narnia es el mundo de la fé cada persona que entra en un mundo diferente?

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    1. No, Gonzalo. El mundo de la fe es el mismo para todos. Por eso los cuatro hermanos entran al mismo mundo. Y por eso Aslan es el Señor de todos, como Dios es Padre de todos nosotros y no sólo mío. Ahora bien, cada persona cumple en dicho mundo una función particular, como ocurre en este mundo. Lo decisivo, en cualquier caso, es si espiritualmente estamos inclinados al bien o al mal.

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  5. Tengo una pregunta Luis, Oreius que papel tiene en el simbolismo cristiano?

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    1. Oreius, que es un caudillo de los ejércitos del bien, es claramente partidario de Aslan. El simbolismo cristiano de los centauros es negativo, pero en esta historia, no hay duda, Oreius es de los buenos.

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  6. Luis si edmund es judas entonces que papel tiene la bruja blanca

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    1. Edmund guarda semejanzas con Juan Iscariote y también con todo hombre pecador, débil y fácilmente corruptible. La Bruja Blanca es el demonio. Ella es la que tienta, la que desea la ruina de los humanos y los acosa y la que ha lanzado su maleficio sobre el mundo.

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  7. Que papel tiene la bruja en la peli.

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