domingo, 10 de mayo de 2020

Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes (IV): La española inglesa

La cuarta novelita ejemplar de Miguel de Cervantes recibe el nombre de La española inglesa. Es ésta una aventura primorosa, con personajes de excelsas virtudes y venturoso final; ambientada en un período histórico fascinante, compartido por dos de los más grandes literatos existentes en la historia de la humanidad.

La acción se inicia con Clotaldo, caballero inglés que capitanea una escuadra de navíos ingleses y regresa a Gran Bretaña tras saquear Cádiz en la famosa toma de la ciudad, en 1596. Entre los despojos de la guerra, Clotaldo lleva consigo una hermosa niña de siete años llamada Isabela, que será educada en Inglaterra, ganará el favor de la misma reina y será conocida como «la española inglesa». 


Cervantes crea en esta obrita una ficción en la que el amor supera todos los obstáculos. Cuando dobla su edad, Isabela se enamora de Ricaredo, el hijo de su captor Clotaldo. Por fortuna, Clotaldo y su familia son católicos secretos y la niña es acogida como una hija. Las peripecias se suceden, y los protagonistas parecen caer en desgracia varias veces (la española siendo envenenada y perdiendo temporalmente su belleza, y Ricaredo teniendo que alejarse de su patria para no verse obligado a contraer matrimonio con Clisterna, esquivando entretanto un atentado contra su vida, perpetrado por su enemigo, el envidioso conde Arnesto).

Desde luego cabe ponderar, de tan deliciosa Novela ejemplar, las elevadas virtudes de los personajes, así como la actitud de la reina, presentada por Cervantes como una soberana juiciosa, a pesar de los recelos anticatólicos de algunos de sus súbditos.

Lo más interesante de dicha narración, a mi modo de ver, es que en ella Cervantes hace una declaración manifiesta de su fe católica, y de la preponderancia de ésta sobre cualquier otra. Cuando para entregarle la mano de Isabela la reina exige a Ricaredo que demuestre ser merecedor de ella, el joven caballero se embarca en un navío para realizar diversas hazañas en pro de la corona, pero lo hace preocupado, pues no quiere encontrarse con españoles para no tener que ofender a ningún católico. Y así, «determinó posponer al gusto de enamorado el que tenía de ser católico, y en su corazón pedía al cielo le deparase ocasiones donde, con ser valiente, cumpliese con ser cristiano, dejando a su reina satisfecha, y a Isabela merecida».

Otro tema interesante que insinúa Cervantes en La española inglesa es la persecución de católicos en la Inglaterra anglicana de Isabel I. Los católicos ingleses en tiempos de Cervantes tenían que mostrar en público su conformidad con la opinión de la reina, y vivir la fe auténtica en la clandestinidad. Ese fue precisamente el irrespirable ambiente que vivió lo familia de Shakespeare y el propio poeta, que en sus obras tuvo que disfrazar motivos y referencias para no ser acusado de pertenecer a la facción católica y acabar así en el cadalso. Lo que funcionó muy bien para extirpar el catolicismo de la nación inglesa fue la red de denuncias vecinales que montó la corona británica. Como se ve, para controlar a la población, nada mejor que unos vecinos impertinentes. No hemos cambiado nada desde entonces.

Finalmente, en cuanto a la moraleja de esta deleitosa novelita, que para mi gusto es una preciosidad, es mejor dejar hablar al propio Cervantes, pues con el broche que pone a su cuarta Novela ejemplar, vuelve a hacer honor a su innegable fe católica, y a su ferviente españolismo: «Esta novela nos podría enseñar cuánto puede la virtud y cuánto la hermosura, pues son bastantes juntas y cada una de por sí a enamorar aun hasta los mismos enemigos, y de cómo sabe el cielo sacar, de las mayores adversidades nuestras, nuestros mayores provechos».


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