lunes, 13 de abril de 2020

Los mejores libros sobre el 11-S: conclusiones y consecuencias de los atentados


+Qué oportunidad perdida la de no haber obligado a los escolares a leer 1984. ¿Pero hubiera servido de algo?

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El 11 de septiembre de 2001 fue un día ominoso. Por la matanza ritual de personas que aconteció en Nueva York y por el show embaucador que se le ofreció al mundo a través de los medios de desinformación de masas. Muy pronto recelé del relato ofrecido por éstos. Mientras, mi círculo más cercano y el 95% de la población civil estaban en Babia. Por mi parte, hice lo que estaba en mi mano: adquirí libros y me informé en la Red. Incluso años después, compré el informe publicado en español con las conclusiones de la Comisión Nacional de Investigación que se estableció en EE.UU. para tratar de aclarar las circunstancias que rodearon el atentado. Dinero perdido. Yo ya sabía que esa comisión había sido organizada para calmar los ánimos y a la vez encubrir la gravedad de los hechos.

En España, Pilar Urbano publicó Jeffe Atta. El secreto de la casa Blanca. Con este trabajo la periodista española puso de manifiesto, al menos, que había numerosas incongruencias en la explicación oficial. Mucho más incisivo fue Thierry Meyssan, que, con furiosa celeridad, publicó en Francia La gran impostura. El resto de libros publicados en España o traducidos al español cabe calificarlos de morralla. 

En la Red, en cambio, existían ya por entonces informaciones valiosas, que había que ir espigando, naturalmente, entre la escoria restante, que sobreabundaba casi tanto como ahora. Jaime Garrido y la Asociación de Arquitectos e Ingenieros por la verdad del 11-S, por ejemplo, han hecho una labor encomiable.

En fin, casi veinte años después sigo indagando sobre aquellos sucesos terribles. Para mí es un deber moral y un compromiso cívico. Y así lo hago con otros acontecimientos históricos del estilo. A continuación, ofrezco algunas conclusiones y una única reflexión relativa a las consecuencias de aquel atentado bestial y satánico.


CONCLUSIONES

1) Las Torres Gemelas del WTC no fueron derribadas por el impacto de aviones secuestrados por terroristas islámicos, ni por ninguna otra circunstancia que tenga que ver con esa hipótesis.

2) El 11 de septiembre de 2001 "cayeron" tres rascacielos, no dos. En el tercero, la Torre 7 del WTC, no impactó ningún avión. Y hay quien afirma, y no sin razones lo suficientemente serias como para tenerlas en cuenta, que en las otras dos torres tampoco. 

3) La Torre 7 y las Torres Gemelas fueron deliberadamente demolidas. Lo que ocurrió con las Torres Gemelas, así pues, fue una demolición controlada, muy probablemente llevada a cabo con cargas termonucleares subterráneas. Las explicaciones del especialista ruso Dimitri Khalezov así permiten aventurarlo (11-S: La tercera verdad). 

4) No fueron responsables de nada ni los musulmanes en general, ni Bin Laden o Al Qaeda en particular.


CONSECUENCIAS

La consecuencia más importante de los atentados del 11S, a mi entender, y eso se ve hoy muy claramente, fue la restricción de derechos y libertades individuales con la aprobación y entrada en vigor de la Ley Patriota de los EE.UU. (USA PATRIOT ACT), que, en buena medida, se extendió a todo Occidente. Los poderes públicos dijeron que era una ley necesaria para garantizar la seguridad de los ciudadanos. Es decir, había que ceder libertad para ganar seguridad. Sin embargo, desde aquel maldito 11 de septiembre los actos terroristas se han multiplicado, y las personas no son más libres ni se sienten más seguras que en las décadas precedentes. Más bien al contrario.

Pues bien, el escenario actual, por desgracia, plantea el mismo dilema. Para estar más "seguros" en adelante, nos exigirán de nuevo ceder más privacidad y en definitiva más libertades. ¿Veremos entonces nuestros derechos civiles, ya de por sí limitados, degradados aún más, y nuestra libertad, ya de por sí restringida, empobrecida al máximo? ¿Hasta que la vida humana ya no sea digna de ser vivida? ¿Hasta que tengamos que dar gracias por vivir peor que los esclavos de la Antigüedad? ¿Será un adelanto marcarnos como ganado con un microchip subcutáneo? ¿Vacunarnos obligatoriamente? ¿Marginar a los que no lo hagan? ¿Procurar su muerte civil? 

¡Menos mal que estábamos en la era del progreso y en las sociedades del bienestar! 

¡Ea!, que progresábamos creo que nadie lo dudaba, pero lo que casi nadie se preguntaba era hacia donde...


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