Un libro es un tesoro cuando encierra dentro de sí una historia y unos personajes memorables. Y como en la profundidad de las montañas y los mares, en el vasto mundo de la literatura también hay perlas y piedras preciosas exquisitas en su clase. Pues bien, ¡Vivir! es una de esas raras maravillas cuyo descubrimiento es un lujo.
El argumento gira en torno a Fugui y su familia. Su mujer Jiazhen, su hija Fengxia, su hijo Youqing, su nieto Kugen y su yerno Erxi. Proveniente de una laboriosa familia de terratenientes, un día Fugui gasta toda la fortuna familiar en prostíbulos y apuestas. Cuando de anciano cuenta su vida a un trotamundos, reconoce con profundo pesar que «de joven era un cabronazo hijo de puta». Y aunque Fugui, arrepentido, poco a poco se convierte en otro hombre, al llevar en el pecado la penitencia, paga las consecuencias de sus actos con una vida de gran dureza y sacrificio. Y como las desgracias nunca vienen solas, como si verdaderamente un mal llamase a otro, de repente Fugui es enrolado a la fuerza, separándose de su madre, esposa e hijos, viviendo durante dos años y en primera persona los horrores de la guerra fratricida y después, tras su vuelta a casa, las privaciones y mandatos del brutal Partido Comunista Chino, que dieron lugar a una hambruna nunca vista hasta entonces y a una represión feroz y espeluznante. En consecuencia, bajo dicho régimen inhumano llegan los peores golpes para Fugui, y sin embargo, a pesar de todo, ¡Vivir!, que es la historia de Fugui y los suyos, es un canto a la vida por encima de las contrariedades o amarguras que en ocasiones aparecen a la vez o una tras otra.