domingo, 27 de marzo de 2011

¿Cómo habla Dios?, de Francis S. Collins

Este libro es uno de esos extraños testimonios que aparecen de cuando en cuando de la mano de alguna autoridad mundial para discutir el pensamiento dominante de su época o destapar los prejuicios de la mayoría de sus contemporáneos. Francis S. Collins es uno de los científicos más prestigiosos a nivel mundial en el campo de la genética. Personalidad destacada en el Proyecto Genoma Humano, sus descubrimientos en la codificación del genoma y la naturaleza de la molécula del ADN le llevaron a deshacerse de su pasado ateísmo, abrazando plenamente la fe, y haciéndolo además al abrigo de la razón más estricta. ¿Cómo nos habla Dios? es un estudio valiente y necesario que, escrito por un intachable científico —Premio Príncipe de Asturias 2001—, aceptando plenamente el progreso científico concilia, por extraño que parezca hoy en día, ciencia y fe, o lo que es lo mismo, racionalidad y religión. 

miércoles, 23 de marzo de 2011

Una pena en observación de C.S. Lewis

Pocas veces se puede decir tanto con tan pocas palabras, y sobre todo con tanta sensibilidad y sencillez. Una pena en observación es una preciosa, pero también desgarradora, reflexión sobre la pena. Para un creyente como C.S. Lewis, uno de los pensadores británicos más grandes que ha existido, tan perspicaz en sus observaciones como transparente en sus exposiciones, la pérdida de su mujer y el dolor causado por ésta fueron para él un golpe tan duro que lo sumieron en un lacerante dolor. A partir de sus tristes —y nunca comprendidas del todo— circunstancias escribió estas bellísimas notas sobre la pena, un combustible que hizo arder sus creencias como si de un castillo de naipes se tratara.

domingo, 13 de marzo de 2011

El ángel perdido de Javier Sierra


Javier Sierra, cinco años después de su primera novela, La Cena Secreta, ha publicado un thriller sobrenatural que, me apena decirlo, no ha estado a la altura de su antecesora. A pesar de que el autor tiene un talento narrativo innegable, la historia no consigue transmitir ningún sentimiento, y no sólo es que la historia no emocione, es que por momentos se pierde el interés por ella. Javier Sierra, por el que tengo sin embargo una especial simpatía, se decide con El ángel perdido por las novelas comerciales, dirigidas a un público amplio, es decir, lo que toda la vida se ha considerado novelas baratas, esos relatos que no invitan a la reflexión y de los que no hay jugo que extraer. Tampoco lo pretende. El ángel perdido cumple, pues, perfectamente como thriller: entretiene y divierte. Pero sólo a ratos, pues la historia, desgraciadamente, no es lo suficientemente interesante presentando lagunas importantes. Ahora bien, detrás de la segunda novela de Javier Sierra se adivina un trabajo de investigación colosal.