Ocho
años es el tiempo que ha necesitado Dexter para dar a conocer su historia a
medio mundo. Un mundo que, asombrado, pronto calló rendido a sus pies. Entre
ellos un servidor. El principio fue arrollador, potente, extraordinario. ¡Qué
lejos parece ya! Dexter es presentado «cazando» a un indeseable que abusa de
niños y después los asesina. Pero haciendo esto no se
afana por restablecer con sus propias fuerzas un orden caído, sólo pretende
saciar los impulsos de matar que siente desde pequeño, y, al aliviarlos matando
a los malos, finge que él no es un monstruo como ellos sino alguien un poco más
humano; con lo que el mensaje no puede ser más polémico
e inmoral. En cualquier caso, cautivó la oscuridad del personaje, maravilló la
noche obscena de Miami. Y es que ocho años dan para mucho. Tantos como para
tener mil romances o vivir un gran amor. A nivel personal suceden muchas cosas.
Ya lo creo. Se lo podrían preguntar si no a los protagonistas de Dexter:
Michael C. Hall por ejemplo superó una grave enfermedad mientras encarnaba al
psicópata más simpático que haya parido la ficción humana, e incluso tuvo que
hacer frente a una ruptura matrimonial. Yo he vibrado con la perturbadora ficción
de principio a fin, de los pies a la cabeza, en cuerpo y alma, pero no son
tiempos de alegrías, no hay historias felices que contar. Quizá por eso los
malditos responsables de esta serie gigante han escrito un desenlace con el que
me han arrancado el corazón. Me han dejado la sangre de las venas helada y en estado de shock.
jueves, 26 de septiembre de 2013
jueves, 19 de septiembre de 2013
ONU: Historia de la corrupción de Eric Frattini
La Organización de las Naciones Unidas, o
como comúnmente se la denomina, la ONU, ha sido desde su creación,
hace más de seis décadas, un auténtico foco de conflictos. A pesar de ser
creada en 1945 como una Organización transnacional capaz de arbitrar
cualquier conflicto que surgiese tras el fin de la Segunda Guerra Mundial,
con el paso de los años, aquel sueño romántico se ha convertido en
una pesadilla real, mastodóntica y cara, extremadamente cara. Campo de
batalla durante la Guerra Fría, escenario de intereses políticos entre
potencias, teatro de maniobras entre naciones para socavar la libertad de
otras, ha puesto en las portadas de todos los medios de comunicación del
mundo la pregunta que ya se hacía la revista Paris-Match en el comienzo de
la década de los sesenta: «¿Para qué sirve la ONU?».
viernes, 6 de septiembre de 2013
Reflexiones en torno a la pintura: Cristo crucificado de Velázquez
De todas las joyas, maravillas y cuadros que adornan el Museo del Prado, la pintura que más me emociona con diferencia es el Cristo crucificado de Velázquez. Pero no de ahora, que ya confieso mi fe católica sin rodeos, sino desde el instante preciso en que me situé delante suya, cuando aún no me reconocía como cristiano. Las grandes obras de arte fascinan de manera sorprendente viéndolas en persona. Tampoco soy el único al que esta pintura ha conmovido profundamente, pues quizá sea la imagen gráfica que más devoción religiosa ha despertado en los últimos tres siglos y medio, cuando a la sazón un genio de la pintura compuso esta celestial obra; disfrutada especialmente por el creyente al contemplarla y meditarla con piadosa emoción.
Áyax de Sófocles
Áyax, un personaje legendario que acabó
dándose muerte a sí mismo, debe gran parte de su memoria al genial dramaturgo Sófocles y a la impresionante tragedia que lleva su
nombre. De entre sus siete obras, ésta es una de las que mejor ilustra lo
trágico, la incapacidad del héroe para conciliar sus actos con una vida digna a
los ojos de los dioses y de los hombres.
Comentarios de cine: Star Trek: En la oscuridad
Hace apenas unos días comentaba un lector en La Cueva,
refiriéndose a la última película de la trilogía de Christopher Nolan sobre
Batman, que hay un cine sólo para divertir y que no hay que esperar de éste más de lo que promete. Respondía a mi artículo sobre La
leyenda renace en la que manifesté que no me había gustado. Y
comparto lo que dijo. Por supuesto, hay un cine puramente de entretenimiento y otro con
más pretensiones. En uno predomina el espectáculo, en otro, las reflexiones de
carácter existencial o referidas a todo tipo de conflictos humanos. Los dos «géneros», por hablar de alguna manera, enriquecen el cine, pero mi impresión es que el predominio de las películas de acción —por las que apuestan con mayor frecuencia las productoras— es un signo de que las grandes narraciones languidecen. Al menos, si los efectos especiales son el alma de una película, lo que yo le pido a ésta es que se parezca más a Star Trek: En la oscuridad que por ejemplo a Jungla de cristal 5. La primera es una portentosa exhibición audiovisual, la segunda, una película mala para ver y a continuación desechar. Pero de Star Trek (versión 2013), sin ser una maravilla, puedo decir que además de sorprenderme me ha regalado dos horas de verdadero regocijo.
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