El mes pasado publiqué un comentario acerca de un libro sobre nuevas tecnologías y los cambios mentales, personales y sociales que éstas están trayendo bajo el brazo desde hace varias décadas. Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes, se llamaba. De gran repercusión mediática, aunque en mi opinión bastante pobre. Entonces anuncié que no tenía pensado traer más libros a La Cueva de este jaez, a pesar de que fuera el objeto de mi master; pero curiosamente, hace unos cuantos días se publicó en España un trabajo parecido y mucho más jugoso que la anterior obra presentada. rEvolución. Del homo sapiens al homo digitalis. Creo que merece la pena traer aquí algunas de sus reflexiones.
El responsable de este notable análisis sociológico es un periodista español, Román Cendoya. Para el autor, las nuevas tecnologías están cambiando nuestra realidad cotidiana hasta el punto que a partir de ellas establece tres clases de individuos. Así, la sociedad se dividiría para Román en prebotónicos, botónicos y táctiles. Los prébotónicos serían aquellos a los que la invasión de las nuevas tecnologías les ha pillado mayores o no tienen contacto con éstas; los botónicos serían un número elevado de personas a los que la aparición de la tecnología les cogió siendo jóvenes pero se han adaptado perfectamente a la misma; y los táctiles son todos aquellos que han nacido dentro del ambiente tecnológico, lo que Román llama el tecnosistema.
Por otra parte, estamos enterados de que las tecnologías irrumpen con violencia en nuestras vidas en los años ochenta, de forma discreta y a una velocidad desconocida, y a partir de entonces comienza una colonización del espacio analógico que nos lleva hasta la realidad actual. Siendo ahora realidad que somos tecnodependientes. Y no es una exageración, porque nuestras formas de vida, en todos los órdenes, están condicionadas por el uso de máquinas. De aquí por tanto se desprenden una serie de consecuencias, de entre las que destaco las más significativas:
Todos estos cambios, que están suponiendo una verdadera revolución (cambio violento de las instituciones políticas, económicas y sociales) conducen, según Román Cendoya, a un cambio cualitativo del ser humano, que traerá una nueva especie. De ahí el acertado subtítulo del libro. Pues esta es la tesis principal que encierra rEvolución. Ahora bien, esto no significa que estemos en condiciones de determinar aún si el paso de un estadio a otro —suponiendo que se dé— será para mejor o para peor. Es más, y aquí hay que tener cuidado, todo concepto de progreso en nuestros días se entiende como progreso material. Pero si vemos esto desde una visión puramente religiosa, yo creo que se puede asegurar que toda dependencia y obsesión tecnológica puede ser muy peligrosa. La razón es clara: las nuevas tecnologías son un instrumento de dispersión terrible.
Voy a terminar aquí el comentario, aunque Román Cendoya riza aún más su tesis, pues la relaciona con la situación política actual y señala a las nuevas tecnologías como responsables encubiertas de la crisis. Cendoya afirma que los gobernantes no quieren reconocer lo que esconde esta revolución tecnológica, pero es ella la que está destruyendo trabajo en cantidades masivas. Esta reflexión es de las más interesantes de todo el texto. Incluso Román defiende que I+D+I (Investigación, Desarrollo, Innovación) no genera nuevos puestos de trabajo, sino que los destruye. ¡Las máquinas han conquistado los espacios laborales tradicionales!
De su análisis político esto es lo que me parece más relevante. Y además yo estoy de acuerdo. Pero quiero destacar de todo lo dicho que todo intento de mejora social sigue únicamente la dirección material, el bienestar y la comodidad. Pero no me negará nadie que esto es bastante grave, y debe ser objeto de reflexión personal, pues no veo yo a muchas personas felices aunque vivan en paraísos artificiales y llenos de comodidades.
El responsable de este notable análisis sociológico es un periodista español, Román Cendoya. Para el autor, las nuevas tecnologías están cambiando nuestra realidad cotidiana hasta el punto que a partir de ellas establece tres clases de individuos. Así, la sociedad se dividiría para Román en prebotónicos, botónicos y táctiles. Los prébotónicos serían aquellos a los que la invasión de las nuevas tecnologías les ha pillado mayores o no tienen contacto con éstas; los botónicos serían un número elevado de personas a los que la aparición de la tecnología les cogió siendo jóvenes pero se han adaptado perfectamente a la misma; y los táctiles son todos aquellos que han nacido dentro del ambiente tecnológico, lo que Román llama el tecnosistema.
Por otra parte, estamos enterados de que las tecnologías irrumpen con violencia en nuestras vidas en los años ochenta, de forma discreta y a una velocidad desconocida, y a partir de entonces comienza una colonización del espacio analógico que nos lleva hasta la realidad actual. Siendo ahora realidad que somos tecnodependientes. Y no es una exageración, porque nuestras formas de vida, en todos los órdenes, están condicionadas por el uso de máquinas. De aquí por tanto se desprenden una serie de consecuencias, de entre las que destaco las más significativas:
- La abrumadora presencia de las nuevas tecnologías en nuestras vidas está castrando nuestra capacidad numérica.
- En la misma medida, el nivel cultural está declinando debido al uso indiscriminado de nuevas tecnologías.
- La implantación de éstas en los modelos educativos conduce a una pérdida de sentido crítico en los escolares. (Estando de acuerdo en todos estos puntos, quiero referir una anécdota en relación a este último. El verano pasado, hablando con un amigo maestro sobre el uso de nuevas tecnologías en la enseñanza, que yo rechazo, él me comentó que éstas ayudaban mucho a los docentes. Y creo que dio en el clavo. La máquina ayuda a maestros y profesores porque les hace trabajar menos, pero el alumno se distrae y no aprende trabajando el pensamiento abstracto. Y me parece que el objetivo del sistema educativo es enseñar y no que el profesor trabaje menos. También me parece a mí que con un mapa colgado de una pizarra se puede enseñar perfectamente geografía española o universal. Pero me remito a los resultados. Si cada generación educativa —hablo de España— es más tonta que la anterior, ¿cómo es posible que los medios aplicados para enseñar sean cada vez mejores? ¿No estaremos haciendo algo mal? ¿Es lo nuevo siempre lo mejor? ¿Tienen que ser las tic el medio de enseñanza obligado si los resultados son espantosos? Cada vez estoy más convencido de que no hay interés real en enseñar verdadero conocimiento. Y cuando hablo con algún maestro o profesor me lo confirman sin darse cuenta; mi gozo en un pozo.
- Como consecuencia última de todo esto, y del abuso de las tecnologías, las generaciones táctiles acabarán perdiendo la capacidad de escribir.
Todos estos cambios, que están suponiendo una verdadera revolución (cambio violento de las instituciones políticas, económicas y sociales) conducen, según Román Cendoya, a un cambio cualitativo del ser humano, que traerá una nueva especie. De ahí el acertado subtítulo del libro. Pues esta es la tesis principal que encierra rEvolución. Ahora bien, esto no significa que estemos en condiciones de determinar aún si el paso de un estadio a otro —suponiendo que se dé— será para mejor o para peor. Es más, y aquí hay que tener cuidado, todo concepto de progreso en nuestros días se entiende como progreso material. Pero si vemos esto desde una visión puramente religiosa, yo creo que se puede asegurar que toda dependencia y obsesión tecnológica puede ser muy peligrosa. La razón es clara: las nuevas tecnologías son un instrumento de dispersión terrible.
Voy a terminar aquí el comentario, aunque Román Cendoya riza aún más su tesis, pues la relaciona con la situación política actual y señala a las nuevas tecnologías como responsables encubiertas de la crisis. Cendoya afirma que los gobernantes no quieren reconocer lo que esconde esta revolución tecnológica, pero es ella la que está destruyendo trabajo en cantidades masivas. Esta reflexión es de las más interesantes de todo el texto. Incluso Román defiende que I+D+I (Investigación, Desarrollo, Innovación) no genera nuevos puestos de trabajo, sino que los destruye. ¡Las máquinas han conquistado los espacios laborales tradicionales!
De su análisis político esto es lo que me parece más relevante. Y además yo estoy de acuerdo. Pero quiero destacar de todo lo dicho que todo intento de mejora social sigue únicamente la dirección material, el bienestar y la comodidad. Pero no me negará nadie que esto es bastante grave, y debe ser objeto de reflexión personal, pues no veo yo a muchas personas felices aunque vivan en paraísos artificiales y llenos de comodidades.
FICHA
Título: rEvolución
Autor: Román Cendoya
Editorial: Sekotia
Otros: 2013, 144 páginas
Precio: 17 €
https://www.youtube.com/watch?v=oIUo51qXuPQ
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