Todos se acaba es el nuevo libro (2012) de Luis Segura. 10 relatos breves forman un libro que ha recibido numerosos elogios más allá de nuestras fronteras —donde ha visto por primera vez la luz— y por el que uno de éstos (el último, y el que da título al libro) ha merecido el premio finalista en el concurso de relatos "José de la Luz y Caballeros", convocado en los Estados Unidos.
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Sinopsis editorial
Los relatos de Todos se acaba son pequeñas piedras preciosas, que brillan a pesar de soportar sus historias una fina capa de nostalgia. Son fragmentos de nuestras vidas unidos por la pérdida y el desamor. Diez breves joyas en total que, precisamente por saber a poco y dejar tan buen recuerdo, no tienen precio.
Luis Segura consigue rozar las fibras del alma del lector con una prosa limpia, precisa y elegante. Dibujando cuadros, destellos, o la estela de esos momentos mágicos y desgraciados que los cielos imponen en su devenir a un hombre y una mujer.
FICHA
Título: Todo se acaba
Autor: Luis Segura
Otros datos: 120 páginas, editado en EE.UU (Tampa, Florida)
Los 10 relatos
En solitario
Una mentira de nada
Ruido
Memento mori
Amor de verano
Eres mía
La diversión de Venus
¿Quiénes sois vosotros?
Perfume efímero
Todo se acaba
¡¡ PREMIO FINALISTA CONCURSO JOSÉ DE LA LUZ Y CABALLEROS !!
Por el relato presentado Todo se acaba
Nota al lector
Estoy convencido de que no todo se acaba. Aunque sea consciente de que somos tan solo notas de una partitura dejadas atrás según va avanzando la melodía. Pero creo firmemente que la muerte no es el final. El amor, entendido como un sentimiento, muere; visto como un compromiso de la voluntad, perdura eternamente. Pondré un ejemplo: ¿Puede una madre dejar de amar a sus hijos? ¿Y es que no los reprende y castiga y se enfurece con ellos? Los sentimientos son volubles. Lo que es firme es la unión mística que une a una madre y a un hijo o a dos verdaderos enamorados. La madre siempre estará ahí, es una roca a la que podrá agarrarse el hijo cuando su mundo se tambalee bajo sus pies, al igual que cada uno de los miembros de una pareja, soportes insobornables pese a los vaivenes de la vida.
Pero esto lo vemos cuando hay amor de verdad. Es decir, muy pocas veces. Es cierto que la tarea de amar es tan épica que, contemplando el panorama desolador de rupturas y reconociendo el abanico de debilidades que nos atenazan, no puede sorprendernos que cunda la desilusión pues estamos lejos de ser los héroes que se demandan para tan gigantesca empresa. Sin embargo, si algo une a los relatos de este libro es que en ellos algo se acaba. Trato de mostrar una realidad social. Las breves narraciones son algunos destellos de nuestras vidas por donde anda metido el amor.
Por tanto, si como ha quedado dicho, no creo que todo se acabe, ¿he estado jugando con vosotros? Podría ser, pero no es el caso. Sólo he querido situar los prismáticos sobre una realidad dolorosa y que nos marca muy profundamente en nuestras vidas, el amor y el desamor. De cualquier manera, seguro que muchos de vosotros creéis que todo se acaba. Al menos muchos de los personajes que se pasean por estas páginas sienten que su mundo se acaba. Y en el fondo así es. Todos ellos son ejemplos de un fracaso, de un tropiezo —y aquí está una de las claves— repetido. ¿O no vemos a diario los tortazos de personas que se casan varias veces y con personas diferentes para ir cosechando divorcios e hijos de diferentes padres y madres? No sé si nos estamos volviendo locos, pero tengo la impresión de que nunca hemos vivido tan vacíos y solos. Desechamos como seres autosuficientes creer en «algo más» y a la vez abrazamos cualquier forma nueva de espiritualidad que nos vendan con exquisito marketing. En definitiva, estos hombres y mujeres que protagonizan los relatos de Todo se acaba padecen una misma afección, y sea cual sea esta, es un síntoma preocupante que demuestra que la salud social —en cuanto a las relaciones personales se refiere— está en ruinas.
Es preciso que abandonemos los rincones oscuros de nuestra mente. ¡Estoy harto de ver gente desengañada! Es hora de que abandonemos la tristeza y el cáncer de las depresiones, de que despejemos nuestra cabeza de demonios y sonriamos con esperanza a los seres que amamos sea lo que quiera lo que signifiquemos para ellos. La vida tiene un sentido profundo y nosotros participamos en ese bendito y misterioso milagro. Podrán llamarme loco por soñar locuras que no puedo probar ni los cuerdos rebatir. Pero al igual que la vigilia no acaba con el sueño sino que es interrumpida por este, ¿por qué no pueden la vida y el amor ser interrumpidos por la muerte para «después» continuar?
Perder a un ser que amas puede ser un castigo durísimo, y conservarlo eternamente un don del cielo. Por eso la permisividad o el desmadre sistemáticos son un crimen simbólico que nos empuja a restar importancia a lo sagrado. Y desde luego que hay cosas sagradas, por ejemplo, aquellos que amamos y hemos amado. ¿Qué sacamos en claro viviendo como fieras además de aplacar nuestros instintos? ¿Pará qué hacernos los sordos y mirar hacia otro lado? Yo por lo menos no quiero mentirme a mí mismo, no quiero escucharme decir que no me importa nada, no quiero creer en nada para acabar creyendo en cualquier cosa, no quiero probar lo sólida que es mi fachada si por dentro estoy vacío y enfermo, no quiero fingir fortaleza si no siento nada. Y es que todavía conserva mi alma la impresión de leer en las Sagradas Escrituras una dura acusación de Dios hecha a los hombres, y me conmueve profundamente por la veracidad de sus palabras y por corresponder dolorosa y exactamente con la realidad: «Has perdido el amor del principio» (Ap. 2, 4). Creo que sin ese amor del principio todo amor posterior es un espejismo. En todo caso, hablar ya de amor es hacerlo de adicciones, de obsesiones y de enfermedades del amor. Eso, permitidme que sea tan claro, son las migajas del amor; y nadie se ha conformado nunca con las migajas. Más aún: con migajas nadie llenará jamás los huecos insaciables del corazón. Pues este es un estómago inagotable que se alimenta de auténtico cariño y no de sucedáneos del amor.
Aspiro con esta breve nota a que los que leáis el libro seáis conscientes de esto. Nada más. Quedáis avisados. Porque como dijo Voltaire: A la vida le debemos respeto, a la muerte solo la verdad.
Mayo – 2012 L. S.
(Extracto extraído del libro: nota final)
¡Vaya joya Luis! Ya he recibido el libro en mi casa. He pedido dos y he regalado uno a mi novia. He leído el primer relato y no he podido esperar a comentarte algo. Solo enhorabuena. El primer relato es precioso. Demuestras una sensibilidad en él que me asombra. Me volveré a pasar por la Cueva cuando lo termine pero me parece que lo voy a devorar en una noche.
ResponderEliminarNo se que hay en tu literatura que me hace pensar que eres una persona íntegra y noble.
Muchas gracias, David. No se merecen los elogios, en serio.
ResponderEliminarEspero verte de nuevo por aquí cuando hayas terminado el libro, y espero que lo disfrutes y te guste. En cada relato, se podría decir, algo se acaba. En unos es la inocencia, en otros la juventud, en algún otro la fidelidad, el amor, la pasión... En definitiva, trato de mostrar episodios cotidianos que se desencadenan en unos instantes pero que marcan tremendamente nuestras vidas.
Luis, ¡enhorabuena! Me han encantado cada uno de los relatos.
ResponderEliminarSon tan de la vida cotidiana y del día a día que es inevitable que en cada uno me recuerde algo.
Muchas felicidades y mucha suerte, besos corazón.
Muchas gracias corazón!!
EliminarMe alegro mucho de que te hayan gustado los relatos y sobre todo de que te hayas sentido identificada con ellos. Y es que esa era la finalidad de los mismos: reflejar una realidad social que a todos nos marca antes o después, como es el desamor, el desengaño y la pérdida.
Pásate por aquí pronto y me cuentas qué relato te ha llamado más la atención.
Un abrazo!
Tiene mucho mérito lo que haces Luis. Gran sensibilidad y calidad en cada uno de los relatos. Por el momento, el que más me gusta es Perfume Efímero, pero no tengo quejas de ningún otro relato. Es un libro fantástico.
ResponderEliminarQué buena pinta, me encanta la portada, llama muchísimo la atención. Al igual que el nombre del título, dice mucho de tu visión del amor e imagino que se reflejará en los diferentes relatos. Lo voy a comprar para comprobarlo! :)
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