Stephen King (1947) es un escritor estadounidense (nacido en Portland, Maine) sobradamente conocido por el público y especialmente prolífico en el género de terror. Su prosa es popular, vulgar, sin adornos; a King solo le preocupa hacerse entender. Maestro para hipnotizar al lector y hacer que éste se enganche a sus adictivas historias, éstas sin embargo adolecen de demasiadas páginas de relleno y escasa complejidad o profundidad, no ya estructural sino temática. Y es que hay libros que solo tienen la misión de divertir, y hacernos sentir emociones básicas mientras leemos cómodamente en nuestra casa. Cell ni siquiera consigue eso. Un inicio potente y esperanzador se transforma en un despropósito inverosímil con rebaños de zombis convertidos en amos de los supervivientes civilizados.
Cell (2006) desde luego no es la obra más inspirada de su autor. Tenía el libro en mi biblioteca y decidí darle una oportunidad con la intención de introducir al maestro del horror norteamericano en La Cueva, pero no la considero una historia recomendable. Esta claro que no todas las obras de Stephen King pueden ser Carrie, Salem's Lot, It, El Resplandor o Apocalipsis, pero da la sensación de que la obra de King decae en calidad y originalidad con el paso del tiempo, como le sucede a muchos creadores (véase el director de cine Ridley Scott con algunos matices, que desde Alien y Blade Runner no ha alcanzado esas cimas creativas; ni siquiera con Gladiator, y a la espera de la prometedora Prometheus). También es cierto que los temas que aterrorizan a una sociedad son distintos según avanzan los tiempos, y esta evolución se puede ver en el escritor. En el caso de Cell, Stephen King nos plantea un escenario de pesadilla en el que la tecnología (telefonía móvil) deshace el mundo civilizado convirtiendo a las personas en zombis a través de un acontecimiento llamado El Pulso. Todos aquellos individuos que utilizaban el móvil en el momento de producirse El Pulso se vuelven fieras y aniquilan a todo el que encuentran.
En realidad el planteamiento original de Cell es interesante. Se hace eco de las preocupaciones actuales de la sociedad occidental en la relación con la tecnología y las consecuencias de su uso y aprovecha el tirón del género zombi. Lo desafortunado de Cell es su decepcionante e inverosímil desarrollo. Los zombis evolucionan y trabajan colectivamente contra los individuos normales o civilizados. King establece un símil entre los zombis y el reinicio o formateo de un ordenador; nos habla de telepatía y de evolución de la especie; de resistencia y del poder de la mayoría... Pero todo se resuelve con un despropósito.
Lo que más miga puede presentar es que el rebaño de «chiflados telefónicos» fuerza a los normales a vivir en unas condiciones impuestas por ellos. Se ve en esta idea un paralelo con la opresión del poder, y extendiendo un poco la interpretación, con la omnipresencia del Estado.
Así pues, en este escenario pelea Clayton Riddell (Clay), el protagonista de Cell, dibujante de novelas gráficas, que ve, asombrado, cómo reacciona la gente a su alrededor tras El Pulso. A partir de aquí comienza la búsqueda de su ex mujer (Sharon) y de su hijo (Johnny). En el camino encontrará a compañeros como Tom o una chica con desgraciado final (Alice Maxwell), o Jodan (otro chico de doce años que juega un papel importante en el ataque final al rebaño). De cualquier manera, la historia de supervivencia, que podría haber sido más compleja y psicológica —aunque los personajes sí muestran su dolor y desconcierto y han de enterrar a varios amigos), deviene en un relato fantasioso, es decir, que se deja llevar por la imaginación sin fundamento.
Finalmente, Cell es una novela de consumo ligero, de olvidar después de leer, con algunas imágenes cargadas de incertidumbre que pueden marcar (sobre todo en su primera parte, mientras sigue viva Alice), pero poco más. Plagada de guiños y referencias a sus propias obras, y salpicada de prejuicios progresistas con alusiones anecdóticas a George Bush o Richard Nixon. Stephen King ha creado con Cell una novela tan popular que la ha convertido en banal, insustancial, carente de interés. Porque ni siquiera pierde una sola línea especulando con el origen del maldito Pulso que provoca la desgracia. Lo lamento, pero Cell es literatura prescindible. Veremos los que da de sí La Cúpula —futura obra de Stephen King que será comentada en La Cueva—, con una premisa atractiva; pero aterroriza pensar que sus dimensiones son más de 1000 páginas. Y eso sí da verdadero miedo, que entre las páginas de relleno solo haya una obra vacía.
FICHA
Título: Cell
Autor: Stephen King
Editorial: Plaza & Janés
Otros: Barcelona, 2006, 462 páginas
Precio: 21 €
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