Los renglones torcidos de Dios es una obra maravillosa, desconocida sin embargo por el gran público, con un título que muestra la grandeza y sensibilidad del autor. Torcuato Luca de Tena, el responsable de esta novela, hombre de letras y corresponsal de prensa en Londres, Washington, Oriente Medio y México, además de miembro de la Real Academia Española, firma una intriga sorprendente con un personaje literario enorme: Alice Gould. La acción girará en torno a esta mujer dentro de un manicomio con más de ochocientos enfermos mentales. La locura es el tema de la novela, pero ¿quiénes están locos y quiénes no? Y la locura, ¿será un renglón torcido de Dios, una falta de ortografía, o un don? A mí, Los renglones torcidos de Dios me gustó mucho; esta novela es fascinante y enigmática.
Lo primero que sorprende de esta novela es el proceso de documentación que llevó a cabo el propio autor. Torcuato Luca de Tena decidió internarse voluntariamente en un hospital psiquiátrico para estudiar de cerca la enfermedad mental, pero ingresó con certificado de ingreso no voluntario para hacerse pasar por un individuo real, asumiendo todos los riesgos y penalidades. Dieciocho días, con sus noches, pasó Luca de Tena en uno de estos centros, como un loco más. Fruto de esa experiencia es esta magnífica novela. Su amigo, Juan Antonio Vallejo-Nágera, uno de los especialistas más importantes del país, le proporcionó además de asesoramiento un puñado de libros que el autor estudió y entendió, plasmándolo con maestría en el relato.
Los renglones torcidos de Dios se lee como un thriller de suspense, lo que pone de manifiesto la gran capacidad narrativa de Luca de Tena. La historia comienza con Alice Gould siendo internada en el Sanatorio mental Nuestra Señora de la Fuentecilla, ubicado en un antiguo convento de monjes cartujos, en las afueras de un pueblecito de León llamado Villafuente de Calcamar. Alice es presentada como una detective que ingresa en el manicomio para investigar un asesinato, a petición de su cliente Raimundo García del Olmo, que cree que allí se encuentra el responsable del crimen. Lo que no espera Alice es que alguien pretende encerrarla para siempre entre aquellas paredes. El misterio recorre las páginas de principio a fin, mientras leemos seducidos por la personalidad de una mujer admirable. De Alice Gould llegará a decir un doctor que «¡No es usual ver a un ángel en el infierno!».
Sin embargo, pese a la sensibilidad y espíritu elevado de Alice, su situación empeora por momentos, y tiene que tratar con la Junta de médicos. La mayoría estarán del lado de esa gran mujer. El director, Samuel Alvar, mantendrá una lucha de poder con Alice y dirigirá todo su rencor y recursos a ponerle obstáculos, junto a su Ayudante de Dirección, el doctor Ruipérez. Los demás médicos, el excelente Jefe de los Servicios Clínicos César Arellano, el de la Unidad de Demenciados, Alberto Rosellini, o incluso Monserrat Castell, la ayudarán en varias ocasiones. La situación de Alice Gould se volverá desesperada, mientras ella persigue al responsable del asesinato que investiga y trata de averiguar quién puede estar interesado en hacerla pasar por loca.
El tiempo pasa para Alice Gould entre aquellos muros, y si pretende dar con el culpable del crimen, tiene que relacionarse también con los compañeros del centro. Así, descubrimos de entre los locos a personajes tan singulares como «el Gnomo», «el Hombre Elefante», Ignacio Urquieta, «la Duquesa de Pitiminí», y la entrañable pareja formada por «la Niña Oscilante» y «Rómulo el Mimético». A su lado, Alice vivirá situaciones dramáticas y humanas, y será conocida entre sus compañeros como «la Rubia», «la Paranoica», «la Almenara» (su apellido de casada) y «la Detective». No se verá libre, sin embargo, de la Jaula de los Leones o de llevar una camisa de fuerza. En más de una ocasión, el lector siente compasión y angustia por las circunstancias, cada vez más negras, en las que se encuentra una mujer tan fascinante y femenina. Pero es una mujer con recursos, y poco a poco va ganándose el reconocimiento de la gente. Tanto de «batas blancas» como pacientes.
Los renglones torcidos de Dios se resuelve con un desenlace sorprendente, que no descubriré aquí. Será necesaria la intervención de otra detective, María Luisa Fernandez, conocida de Alice, para aclarar el enigma. O según se mire, para enlodarlo.
Los ecos de Los renglones torcidos de Dios, y el tratamiento de la locura o la esquizofrenia en una novela, llegan a otro gran relato —más negro— de similar desarrollo y desenlace, de Dennis Lehane: Shutter Island. Gran novela que comentaremos en La Cueva después de Los renglones torcidos de Dios, más conocida en España por su adaptación al cine bajo la dirección de Martin Scorsese (2010). Y es que los locos, o las enfermedades mentales, son el mal por excelencia de los seres humanos. Sin embargo, aunque «renglones torcidos», los locos también están sometidos a un orden. Como dice el maestro Juan Antonio Vallejo-Nágera en el prólogo de esta maravillosa novela de Torcuato Luca de Tena: «El mundo del enfermo mental es coherente consigo mismo. Sus actos, absurdos para el espectador, siguen unas leyes que éste desconoce, pero no son arbitrarios». (p. 12)
FICHA
Título: Los renglones torcidos de Dios
Autor: Torcuato Luca de Tena
Editorial: Planeta
Otros: Barcelona, 2009, 464 páginas
Precio: 17,50 €
¡Es una novela fantástica! me sigue pareciendo sorprendente que el autor ingresase en un manicomio, sin importarle las consecuencias, para relatar su libro.
ResponderEliminarY me parece bien que no describas el final ni entres en excesivos detalles. Está perfecto el artículo.
Seguiré visitando tu blog, ¡es muy bueno!
Saludos.