viernes, 28 de septiembre de 2012

Luces de bohemia de Ramón del Valle-Inclán

Luces de bohemia pertenece al escalón dorado de la literatura española. Valle-Inclán, uno de los principales representantes del modernismo en prosa español, parió con esta obra una nueva forma de mirar la realidad desde la literatura: el esperpento. Un teatro entre la queja social y política, la deformación de los personajes, en el fondo desengañados, y gusto por lo ridículo y grotesco del ser humano; y sin embargo, con clara voluntad de estilo y afán por transmitir belleza en su prosa. Desde que Goya inventara con sus pinturas esa forma de mirar la realidad, se han sucedido obras que han repetido enfoque. Una de las que mejor ha sabido recoger el espíritu del maestro, pues es una de las novelas españolas más importantes de lo que llevamos de siglo XXI, es Las máscaras del héroe, de Juan Manuel de Prada. Pero Luces de bohemia es la cumbre a imitar de un género situado entre la genialidad y la locura.


Argumento de Luces de bohemia

      La acción transcurre alrededor de 1920, en Madrid, y con diversidad de escenarios. En tan solo 24 horas. Max Estrella (andaluz hiperbólico, poeta de odas y madrigales), un escritor fracasado y ciego, inicia un periplo nocturno por las calles de Madrid junto a su amigo y representante Don Latino de Hispalis, encargado de vender las obras del escritor. Un mal negocio de éste enfurece al artista y deciden salir, en plena noche, a la tienda de Zaratustra, el librero que ha pagado cuatro perras por algunos de sus escritos. Así comienza una odisea hasta el amanecer (pasarán por librerías, tabernas, la delegación del Ministerio de la Gobernación, lupanares y cafés importantes), momento en el que Max muere en las calles desahuciado, junto al portal de su casa. Las siguientes horas, ya de día, comprenden el velatorio y entierro de Max Estrella. La obra es a todas luces redonda, y describe genialmente la vida de los hombres de letras en el Madrid de la depresión del 98, un Madrid «absurdo, brillante y hambriento». Presentados como caricaturas, pues el mundo fabricado por estos soñadores con sus letras son ilusiones rotas, espejos deformados, sombras al fin y al cabo de la pobreza y la miseria («eran intelectuales sin dos pesetas»). El realismo de este desengaño es descarnado, aunque se dulcifica un poco con la ironía retórica del esperpento.

Observaciones a Luces de bohemia

       Luces de bohemia es en el fondo una sátira nacional. Valle-Inclán protesta en su obra maestra contra una sociedad estúpida, frívola y suicida (como la actual, como todas aquellas en las que empieza a predominar la mentalidad del pueblo), y su personaje principal,  Max Estrella, lo expresa vehementemente: «La gran miseria del pueblo español, la gran miseria moral, está en su chabacana sensibilidad ante los enigmas de la vida y de la muerte» (Escena Segunda). A Ramón María del Valle-Inclán, como a sus colegas de generación, les preocupa España, les duele España, y ese amargor lo transforma en parodia, en caricatura, en esperpento, una forma como otra cualquiera de huir de la locura. Así, las páginas de Luces de bohemia son un lamento perpetuo, una crítica de la que no se libra nadie, desde el Rey hasta el mendigo, gentes todas ellas claudicantes, sin miras de altura, sin metas, sin futuro, sin vida.

       Pues Valle-Inclán es consciente de la responsabilidad que sostienen los hombres cultos, ejemplos para la plebe, y lanza por boca de uno de los personajes una saeta contra éstos: «¡Mentira parece que sean ustedes intelectuales y que promuevan estos escándalos! ¿Qué dejan ustedes para los analfabetos?» (Escena Cuarta).

      Y es que esta denuncia de la situación política de España, y que se podría resumir en hambre y corrupción política, es uno de los temas centrales del libro. Otro de ellos es el tema de la muerte. Todos hablan de Ella de una u otra forma, incluso Rubén Darío, reacio a hablar de la Dama de Luto. Se habla de la muerte cristiana, de que la vida es solo un instante, de que es una desgracia inevitable para el restablecimiento del orden, y de que el Principio de Autoridad es inexorable. Para Max, partidario del suicidio, «no hay nada tras la última mueca». La preocupación de Valle-Inclán por las parcas antiguas es evidente. Y si se habla de la muerte, necesariamente ha de tratarse la religión. El simbolismo religioso de casi todas las escenas es innegable, igual que los personajes, reducidos a meros símbolos, a caricaturas, a gentes sin alma.

       Y no tienen alma estos poetas ilustres, el primero de todos Max Extrella, porque han echado raíces en sus ficciones, hasta el punto de que su mujer (Madama Collete) y su hija son más realistas que él a pesar de no ser tan "ilustradas". Porque después de todo, el esperpento, además de una caricatura, de una farsa, de una parodia de mal gusto, no deja de ser una tragedia. Y Luces de bohemia una creación artística genial; en cuanto a su autor, Ramón María del Valle-Inclán, una de las plumas más brillantes que ha dado la literatura española.


FICHA
Título: Luces de bohemia
Autor: Ramón del Valle-Inclán
Editorial: Espasa-Calpe
Otros: Madrid, 2001, 292 páginas
Precio: 9,95 €

1 comentario:

  1. Interesante artículo, solo le falta una cosa, el libro mismo.

    Lo tenéis en:

    http://www.todoebook.net/ebooks/ClasicosEspanoles/Ramon%20del%20Valle-Inclan%20-%20Luces%20de%20Bohemia%20-%20v1.0.pdf

    o en

    http://megahamster.es/RatyDark/Libros/6000+libros/libros+V/Valle-Inclan*2c+Ramon+Maria+-+Luces+de+Bohemia,247771.pdf

    Saludos.


    ResponderEliminar