Tengo
el gusto de anunciar la aparición de mi quinto trabajo. Un nuevo estudio ve la
luz con el título La hoguera de las Humanidades. En realidad es la ampliación y
revisión de un breve texto anterior añadido en mi segundo libro. Sin embargo,
lo tratado en éste me parece esencial, y me he visto obligado a escribir un
libro independiente para destacar la importancia de esas reflexiones y que no
quedaran como apéndice de otros temas. Según mantengo, el conocimiento popular
se está degradando generación tras generación a la par que el interés por las
letras, o lo que es lo mismo, las Humanidades. Con ellas, está haciendo este
mundo pagano e hiper-tecnologizado, una colosal hoguera, pero junto a la
combustión de las letras, también nos acabaremos quemando nosotros.
CONTRAPORTADA
La hoguera de las Humanidades
es un mandoble a la sociedad anestesiada por el ocio, el entretenimiento, los
medios de comunicación e internet, que desprecia el valor de las letras y las
da por inútiles. Pero en esta época de olvido de masas por los conocimientos
trascendentes, halla el autor, un joven humanista de enorme talento, una
respuesta para devolver a las letras el brillo que merecen; aunque sea la
última ofensiva contra el muro en el que se ha convertido la ignorancia y la
estulticia de una sociedad que avanza y progresa, aunque no lo sepa, únicamente
a estrellarse.
ÍNDICE
- Prólogo
- El árbol de las Humanidades
- La relación del hombre con la naturaleza (o la dependencia del hombre respecto a Dios)
- La relación del hombre en la naturaleza (o la organización política de los hombres de forma racional)
- Breve legado de la civilización occidental
- La esencia o naturaleza del hombre
- Bibliografía
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1. Esta generación de jóvenes no es las más preparada ni la mejor formada; se ha generalizado tanto la aprobación de títulos como la ignorancia de los estudiantes.
2. Las universidades -principalmente las públicas- navegan a la deriva; ni enseñan contenidos importantes, ni defienden el valor de las letras, ni educan hombres virtuosos. Además -es una realidad, al menos en España-, sobran universidades.
3. La cultura es y será minoritaria; la auténtica cultura resiste el paso del tiempo y se cultiva con el tiempo, todo lo demás -aunque se le llame cultura- son sucedáneos.
4. Puede que se haya extendido la lectura en el último siglo, tal vez hoy se lea más que nunca, pero la cuestión no es cuánto se lee, sino qué se lee y con qué provecho.
5. No somos más cultos por estar más informados; cultura no es información.
En fin, las ramas de ese árbol que podemos llamar cultura se hallan desplegadas en este breve ensayo que he llamado La hoguera de las Humanidades. A partir de aquí hay un bosque de infinito valor por descubrir, y también infinitos placeres con los que deleitarse. Pero si los saberes humanos no descansan en la búsqueda de Dios, serán ciencias ufanas y estériles.
«La tesis principal de este ensayo es que la decadencia moral en la que se encuentra el mundo civilizado es fruto del progresivo abandono y desprestigio de la Humanidades, un baúl de conocimientos y valores que descansa en la búsqueda y el conocimiento de Dios».
***
«Aun así, la confusión es tan grande, el lavado de cerebro tan hondo, los remedios tan sepultados, y la tentación de dejarse llevar tan grande, que ya se puede ver la pira de las Humanidades abrirse paso a través de la Historia para prender fuego, junto con la feria de las vanidades, el reino de los hombres».
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