La Organización de las Naciones Unidas, o
como comúnmente se la denomina, la ONU, ha sido desde su creación,
hace más de seis décadas, un auténtico foco de conflictos. A pesar de ser
creada en 1945 como una Organización transnacional capaz de arbitrar
cualquier conflicto que surgiese tras el fin de la Segunda Guerra Mundial,
con el paso de los años, aquel sueño romántico se ha convertido en
una pesadilla real, mastodóntica y cara, extremadamente cara. Campo de
batalla durante la Guerra Fría, escenario de intereses políticos entre
potencias, teatro de maniobras entre naciones para socavar la libertad de
otras, ha puesto en las portadas de todos los medios de comunicación del
mundo la pregunta que ya se hacía la revista Paris-Match en el comienzo de
la década de los sesenta: «¿Para qué sirve la ONU?».
Esa es la pregunta principal que se hace Eric Fratinni en este libro, y la que me vengo haciendo yo desde hace algún tiempo. En este libro, que ha sido editado de nuevo (la portada que presento es la de la primera edición, pues es la que yo poseo), Fratinni, un periodista de raza, divulgó las vergüenzas de esta organización que nadie sabe para qué sirve y que hoy es uno de los mayores centros de corrupción del mundo. ONU: Historia de la corrupción, describe una realidad repugnante y ruin, y lo hace apoyándose en documentación oficial proporcionada por funcionarios de la propia ONU interesados en que el fraude que campea en la institución como una bandera sea limpiado algún día. Yo esperanzas no tengo ninguna de que la corrupción del organismo estrella, de esa institución que iba a velar por la seguridad de la humanidad no deje de ser lo que es, esto es, un retiro de lujo para vividores e individuos iniciados en sociedades secretas con intereses oscuros.
Y es que desde 1945 la ONU ha asumido un papel que en muchas ocasiones ha sido contrario al espíritu que marcaba la Carta de las Naciones Unidas y a los ideales por los que fue escrita. Pero hay mucha más porquería que la simple omisión del deber, que el abandono efectivo de los «derechos humanos». Este libro relata con nombres y apellidos 60 años de fraude, corrupción, amiguismo, estafas, acosos sexuales, violaciones, torturas, pederastia, sobornos, mala gestión y catastrófica administración por parte de la ONU y sus agencias especializadas. Insisto, los hechos descritos son reales. Entendería que sorprendieran, porque nada de esto trasciende, pero no dejan de ser historia.
Por ejemplo, entre las vergüenzas que persiguen a la ONU, y manchan la reputación que nunca tuvo, algunas de las más significativas son las siguientes: Trygve Lie, primer secretario general, cooperó abiertamente con el Comité de Actividades Antiamericanas de McCarthy en su 'Caza de Brujas' dentro de la ONU; Dag Hammarskjold permitió el despliegue de agentes de la CIA en la sede de la ONU y ayudó a esta a manipular la política del Congo; U Thant protegió a seis diplomáticos árabes sospechosos de asesinar a una norteamericana en una orgía de sangre y sexo a cambio de una importante donación; Kurt Waldheim escondió su pasado nazi y sus años de servicio en el ejército de Hitler; Javier Pérez de Cuéllar protegió y promovió el amiguismo y el derroche entre altos mandos de las Naciones Unidas; Butros Butros-Gali protegió a altos cargos de la ONU, amigos personales, de graves acusaciones de acoso sexual sobre funcionarias de la organización; Kofi Annan cerró los ojos ante los dos mayores casos de genocidio en Ruanda y Srebrenica y, por 'omisión', el mayor caso de corrupción de toda la historia de la ONU en el programa 'Petróleo por Alimentos', en el que estaba involucrado su propio hijo, Kojo... Los escándalos no paran aquí, pero son los más sonados de los últimos años.
Lecturas así a mí me resultan indigestas. En mi caso, trato de huir lo más lejos posible de la política y de todo lo que a ésta rodea, y no sé muy bien qué me ha llevado a escribir sobre la Organización de las Naciones Unidas a estas alturas. No sé si será por una corazonada reciente relacionada con las intenciones de la ONU de unir en un futuro no muy lejano todas las naciones de la tierra mediante una religión universal, u otra cuestión que se me escapa. Es igual. Documentación para afirmar este punto hay de sobra, aunque esté bien ocultada. Y motivos para desconfiar de la Organización de las Naciones Unidas, también. En fin, esta breve y sonrojante descripción de crímenes y delitos, perpetrados por quienes se llaman garantes de la seguridad internacional, es un escándalo inmundo. Ni más ni menos que el ruido y la basura que genera la clase dirigente que nos des-gobierna.
FICHA
Título: ONU: Historia de la corrupción
Autor: Eric Fratinni
Editorial: Espasa-Calpe
Otros: Madrid, 2005, 360 páginas
Esa es la pregunta principal que se hace Eric Fratinni en este libro, y la que me vengo haciendo yo desde hace algún tiempo. En este libro, que ha sido editado de nuevo (la portada que presento es la de la primera edición, pues es la que yo poseo), Fratinni, un periodista de raza, divulgó las vergüenzas de esta organización que nadie sabe para qué sirve y que hoy es uno de los mayores centros de corrupción del mundo. ONU: Historia de la corrupción, describe una realidad repugnante y ruin, y lo hace apoyándose en documentación oficial proporcionada por funcionarios de la propia ONU interesados en que el fraude que campea en la institución como una bandera sea limpiado algún día. Yo esperanzas no tengo ninguna de que la corrupción del organismo estrella, de esa institución que iba a velar por la seguridad de la humanidad no deje de ser lo que es, esto es, un retiro de lujo para vividores e individuos iniciados en sociedades secretas con intereses oscuros.
Y es que desde 1945 la ONU ha asumido un papel que en muchas ocasiones ha sido contrario al espíritu que marcaba la Carta de las Naciones Unidas y a los ideales por los que fue escrita. Pero hay mucha más porquería que la simple omisión del deber, que el abandono efectivo de los «derechos humanos». Este libro relata con nombres y apellidos 60 años de fraude, corrupción, amiguismo, estafas, acosos sexuales, violaciones, torturas, pederastia, sobornos, mala gestión y catastrófica administración por parte de la ONU y sus agencias especializadas. Insisto, los hechos descritos son reales. Entendería que sorprendieran, porque nada de esto trasciende, pero no dejan de ser historia.
Por ejemplo, entre las vergüenzas que persiguen a la ONU, y manchan la reputación que nunca tuvo, algunas de las más significativas son las siguientes: Trygve Lie, primer secretario general, cooperó abiertamente con el Comité de Actividades Antiamericanas de McCarthy en su 'Caza de Brujas' dentro de la ONU; Dag Hammarskjold permitió el despliegue de agentes de la CIA en la sede de la ONU y ayudó a esta a manipular la política del Congo; U Thant protegió a seis diplomáticos árabes sospechosos de asesinar a una norteamericana en una orgía de sangre y sexo a cambio de una importante donación; Kurt Waldheim escondió su pasado nazi y sus años de servicio en el ejército de Hitler; Javier Pérez de Cuéllar protegió y promovió el amiguismo y el derroche entre altos mandos de las Naciones Unidas; Butros Butros-Gali protegió a altos cargos de la ONU, amigos personales, de graves acusaciones de acoso sexual sobre funcionarias de la organización; Kofi Annan cerró los ojos ante los dos mayores casos de genocidio en Ruanda y Srebrenica y, por 'omisión', el mayor caso de corrupción de toda la historia de la ONU en el programa 'Petróleo por Alimentos', en el que estaba involucrado su propio hijo, Kojo... Los escándalos no paran aquí, pero son los más sonados de los últimos años.
Lecturas así a mí me resultan indigestas. En mi caso, trato de huir lo más lejos posible de la política y de todo lo que a ésta rodea, y no sé muy bien qué me ha llevado a escribir sobre la Organización de las Naciones Unidas a estas alturas. No sé si será por una corazonada reciente relacionada con las intenciones de la ONU de unir en un futuro no muy lejano todas las naciones de la tierra mediante una religión universal, u otra cuestión que se me escapa. Es igual. Documentación para afirmar este punto hay de sobra, aunque esté bien ocultada. Y motivos para desconfiar de la Organización de las Naciones Unidas, también. En fin, esta breve y sonrojante descripción de crímenes y delitos, perpetrados por quienes se llaman garantes de la seguridad internacional, es un escándalo inmundo. Ni más ni menos que el ruido y la basura que genera la clase dirigente que nos des-gobierna.
FICHA
Título: ONU: Historia de la corrupción
Autor: Eric Fratinni
Editorial: Espasa-Calpe
Otros: Madrid, 2005, 360 páginas
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