Cuatro sermones sobre el Anticristo es un libro que reúne cuatro clarividentes predicaciones del beato Newman sobre el hijo de la perdición, el más acérrimo enemigo de Cristo, que será la imagen perfecta del mismo Satán. En cada uno de los sermones, el viejo cardenal, converso del anglicanismo al catolicismo, se fija en un aspecto particular de la venida del Anticristo. Así, el primer sermón versa sobre el tiempo del Anticristo; el segundo, sobre la religión del Anticristo; el tercero sobre la ciudad del Anticristo; y el cuarto y último sobre la persecución del Anticristo.
Sobre el tiempo de la llegada del Anticristo, está escrito que no será antes de sobrevenir una gran apostasía. Y es que antes del advenimiento de esta figura pavorosa y oscura, que surgirá cuando alcance su clímax el llamado misterio de iniquidad que opera desde el tiempo de los apóstoles, la Iglesia deberá pasar por una prueba que sacudirá la fe de numerosos creyentes. La Iglesia estará para entonces en trance de muerte, pues este personaje ejercerá una gran fascinación sobre los hombres y perseguirá el fin de la Iglesia universal. Respecto al tiempo que durará su poder, todo apunta a que no serán más de tres años y medio.
En segundo lugar, Newman observa que la característica principal del Anticristo será negar que Jesucristo es el Hijo de Dios venido en carne desde el Cielo para rescatar a los hombres del Maligno. Por tanto, alguna clase de falsa adoración o idolatría será la marca del Anticristo.
En cuanto a la ciudad del Anticristo, la Escritura señala claramente a Roma, lugar con el que estará especialmente relacionado el siniestro personaje que nos ocupa.
El último asunto a tratar por el cardenal Newman en el cuarto sermón de este libro de apenas un centenar de páginas es la persecución que desatará el Anticristo contra la Iglesia Católica. Y que será la más feroz y peligrosa de cuantas la Iglesia ha sufrido desde el comienzo.
A fin de cuentas, si la Escritura es palabra revelada de Dios a los hombres, antes o después la humanidad verá la puesta en escena del Anticristo. Llegará acompañado de toda clase de prodigios y embustes y avasallará a cuantos se opongan a su reinado ilegítimo. En ese caso, es probable que muestre su rostro tras una tercera guerra mundial, apareciendo como un falso pacificador al que los pueblos tributen todas sus loas. Finalmente, de ser así todo lo anterior, que Dios coja confesados a los hombres que tengan la desgracia de vivir en los tiempos de terror del Anticristo.
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